sábado, 12 de marzo de 2011

Beetlejuice (Bitelchús, 1988)

    Es difícil decir si el cineasta Tim Burton volverá a ser capaz de capturar la magia de Beetlejuice en otro proyecto, aunque sin duda lo ha intentado a través de los años. No es que Beetlejuice continúe definiendo como nadie la sensibilidad peculiar del director, sino que también se beneficia de la experiencia del debut, siendo la primera vez que la opinión pública echó un vistazo al estilo de comedia mórbida de Burton. También la fascinación de esta película recae en que en ella figura un elenco sencillamente maravilloso de estrellas, la mayoría de las cuales han sido una parte habitual del reparto de Burton en muchos proyectos posteriores. La juventud y la vitalidad tanto de los actores como del equipo exuda su entusiasmo por la fantasía en todos los aspectos de la película, incluyendo la partitura de Danny Elfman. 
    Beetlejuice fue la introducción de Elfman al gran público, es en esta película donde dio a conocer esa habilidad irresistible para la creatividad que asombraría a los oyentes y a los amantes del cine. Algunos coleccionistas veteranos quedaron bastante horrorizados por la partitura ultra-dinámica de Elfman, por su sonido explosivo, y le tomaron como un monstruo sin domar  perteneciente al  mundo del rock. Pero hemos de reconocerle éxitos, clásicos como Batman, rodada por Tim Burton al año siguiente de Beetlejuice y protagonizada también por Michael Keaton, Edward Scissorhands (Eduardo Manostijeras,1991), donde Elfman seguirá explorando los sonidos góticos, y The Nightmare Before Christmas (Pesadilla antes de Navidad,1993), considerada por muchos como su obra maestra. No obstante, Elfman también es conocido por otros trabajos fuera de la influencia de Burton, ya sea como compositor de la melodía principal de Los Simpson o por sus trabajos en Men In Black (1997) y su secuela o de Spiderman (2002) y Spiderman 2 (2004).
    Con respecto a Beetlejuice es interesante cómo la partitura sigue siendo original dos décadas más tarde, y mientras Elfman ha coqueteado con melodías para películas cómicas en los años posteriores, nunca ha sido capaz de resucitar el estilo extravagante de Beetlejuice. Esta BSO es difícil de describir, ya que Elfman utiliza tangos, marchas, valses, y algunos movimientos de Calypso Caribeño. Su desarrollo temático es también muy complejo, con dos ideas distintas  creadas para el personaje de Beetlejuice, junto con los temas de Lydia (Winona Ryder), la pareja Deetze (Alec Baldwin y Geena Davis), y varios personajes secundarios. Incluso un gusano de arena desagradable, sito en el mundo de los muertos vivientes, recibe su propio motivo recurrente.
    Ningún instrumento está seguro con Elfman, que compensa un conjunto orquestal más pequeño tirando hasta el último aliento del esfuerzo de cada artista, intérprete o ejecutante. El piano se utiliza de una manera un tanto perversa, tomando el sonido inocente del instrumento para  dar una alternativa casi demoníaca. Acompañan al conjunto orquestal típico, aunque escaso, una sección muy viva de percusión, un arsenal de sintetizadores y efectos vocales que van desde los solos protagonizados por un chiquillo solitarios hasta las agrupaciones corales adultas (a veces con voces sintéticas para dar un efecto escalofriante). También aparecen los clásicos de Harry Belafonte, Day-O, canción que es utilizada en la divertida escena de la cena, y Jump in Line, que destaca el final de la película. ¿Cómo Burton y Elfman decidieron incluir Day-O? La canción está fuera de toda razón, ya que su letra y su sonido  no tienen absolutamente nada que ver con la trama de la película, pero funciona de maravilla. Hasta Elfman, sabiamente, incorpora una estrofa de esta canción en los primeros compases de su Main Titles. Este último tema, asociado al personaje principal, Beetlejuice, es a la vez lúdico y siniestro, utilizando un motivo pegadizo con el piano en sus bajos antes de pasar a ser una marcha que se asemeja en gran medida al las del clasicismo ruso. Los valses que emanan de este tema son de carácter mucho más alegre de lo que serían en  Batman, y Elfman trata el lado más seductor y enfermizo de Beetlejuice con una viola perversa centrada fuertemente en la primera mitad de la partitura. Este tema se ha vuelto tan popular en Estados Unidos que se utiliza en todos los estadios para despertar a las multitudes y amenizar los descansos en los partidos. También aparece en  Beetle-Snake y Showtime!, donde las ideas de Elfman llegan al cenit de lo horrorífico y carnavalesco, siendo más descriptivas y más difíciles de escuchar.
    No obstante, Elfman también tiene sus momentos. Las variantes más suaves de Travel Music, el tema de la pareja fantasma interpretada por Alec Baldwin y Geena Davis, sufre a menudo la fusión con el tema de Lydia, creando algunos de los momentos más luminosos de la partitura. Las voces solistas, incluyendo las que se escuchan en The Book! y Lydia Discovers, ya sean reales o sintetizadas, tocan la parte más clasica de la música gótica de Elfman. El toque de luz de la BSO es The Incantation, una pieza que se abre con un dueto curiosamente atractivo para piano y percusión antes de la erupción, en un crescendo, de un órgano que nos presenta los sentimientos angustiados de la pareja muerta ante su resurrección forzada. El uso del arpa y un coro sintetizado dan un tono inocente, es un equilibrio perfecto para el órgano amenazante y los bombos que dominan. Hay incluso una referencia al Blaster Beam de Jerry Goldsmith.
    En conjunto, estos temas individuales de Beetlejuice crean un todo que es casi indescriptible en su eficacia. Partes de él son pura magia, mientras que otras son horriblemente inaudibles. El denominador común, sin embargo, es el hecho de que no podía ser escrita una partitura que encajara mejor con la historia.
    Para los fanáticos de Elfman, mientras que la carrera del compositor se alejó demasiado de esta creatividad azarosa, los elementos básicos que abarcan sus últimos trabajos, sorprendentes y a menudo inteligentes, entroncan sus raíces en Beetlejuice. Como pega, deberíamos decir que esta BSO es endiabladamente corta. Al escuchar el disco nos quedamos con ganas de más. En general, sin embargo, Beetlejuice sigue siendo una experiencia agradable para los fans de la película, aunque si no eres fan de Elfman  ni de las películas de Burton, esta partitura, a pesar de su calidad, podría ser muy irritante.

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sábado, 5 de marzo de 2011

Die Päpstin (La Papisa, 2009)

    En los últimos tiempos estamos observando que el estancamiento de ideas que se está produciendo en Hoollywood es alarmantemente elevado. Cada vez más se recurre a los remakes y a prolongar las películas de éxito con segundas y terceras partes que no vienen al caso. Es un mal endémico que empezó a expandirse como un rayo  por el cine americano a finales de los años 90 y que actualmente está en todo su apogeo, para fastidio de miles de aficionados al cine que lo único que quieren es pasar un rato agradable visionando ideas originales y no refritos de los, por otra parte, mucho mejores clásicos de la época dorada del cine americano.
    Afortunadamente, mientras Hoollywood se estanca, el cine europeo ha experimentado un gran crecimiento, tanto en cantidad como en calidad (menos el español, y siento decirlo, ofenda a quien ofenda). Ya no es nada raro encontrarnos en la cartelera producciones de origen europeo con guiones más que aceptables y puestas en escena impresionantes que emulan a las grandes superproducciones Hoollywoodienses costando una décima parte del presupuesto de aquellas. Y de éste resurgir del cine europeo (no olvidemos que el cine fue inventado en europa) tiene mucha culpa el excelente momento que está viviendo el cine alemán, con esta Die Päpstin a la cabeza de las buenas producciones (aunque ésta en concreto ha sido una co-producción alemana-inglesa-italiana-española). Del mismo modo,  la música de cine alemana nunca había llegado mucho más allá de sus fronteras, pero actualmente vive una época más activa gracias a los esfuerzos de compositores como Niki Reiser, Doldinger Klaus, Stefan Zacarías o sus dos más famosas exportaciones, Hans Zimmer y Klaus Badelt. 
    Die Päpstin es una aclamada película que narra la extraña (y muy posiblemente cierta) leyenda de Juana de Ingelheim, una mujer que se las arregló para disfrazarse y convertirse en el Papa de la Cristiandad. Para componer la música que acompañara a esta peculiar historia se eligió al suizo Marcel Barsotti, uno de los principales compositores de BSO en Alemania, quien creó una partitura intensa y emocional, llena de canto llano litúrgico y una fluida armonía orquestal, temas espectaculares y texturas suntuosas;  un resultado tan sorprendente que podría haber pasado por ser una composición de esas a las que nos tenían tan acostumbrados los americanos.
    Ésta score está basada principalmente en torno a un conjunto orquestal estándar con el apoyo de una amplia gama de instrumentos de época, solistas y arreglos corales. En Die Päpstin no se nos presentan temas llamativos ni grandilocuentes,  pero es en su conjunto donde se nos muestra una inteligente y medida orquestación con la que Barsotti juega, desarrollando constantemente variaciones de los temas principales de la BSO. Es por eso que, para apreciar todos sus puntos fuertes y esa belleza inherente que posee, es necesario oírla con atención varias veces.
    A pesar de la ambientación de la película (en el siglo VIII), la partitura carece casi por completo de motivos antiguos. Más bien es cálida y romántica, escrita para una orquesta convencional con énfasis en las cuerdas, piano, instrumentos de viento y coro, y con un sonido moderno clásico que es excepcionalmente atractivo. El tema principal, Pope Joan, es una pieza cadenciosa y elegante para la cuerda y la madera que se eleva en calidad en la segunda mitad de la pista. Más tarde, piezas como Dorstadt, la poco ostentosa Pope Sergius, y la romántica I'll Wait for You Here Every Evening at Sunset  replantean éste tema principal con excelentes resultados, mientras que en Like a Mustard Seed in the Garden, en la que se se nos presenta con una magnífica guitarra acústica, es especialmente maravilloso.
     El tema secundario de la partitura, Joanna's Theme, es más triste, una pieza nada optimista para piano, notas tenidas de la cuerda  y un cello hermoso que parece expresar la visión innovadora de Joanna, su destino fuera de convenciones y su sentido de la libertad dentro de las aplastantes limitaciones del mundo en que la ha tocado vivir. 
    Hay, naturalmente, un elemento litúrgico importante en la partitura, expresado a través del trabajo coral. Anno Domini 887 y Johannus Anglicus contienen piezas sublimes de música religiosa con un coro de voces masculinas interpretando cantos gregorianos, mientras que  Count Gerold's Pain y Sacred Gates son menos religiosas en sí, pero más espirituales, en particular gracias al uso de instrumentos de viento antiguos y étnicos, violines solistas y trabajo vocal angelical.
    En otros lugares, como en  Carnival, se añade un toque de vida y efervescencia a la partitura con bailes de estilo medieval, instrumentos de viento antiguos y ritmos vivaces y optimistas que llaman la atención. Y, de vez en cuando, la música toma un giro siniestro, sobre todo durante el melancólico The Envoy, la maliciosa Emperor Lothar, y la intimidante Easter Ceremony, todo lo cual aumenta la presencia de metales, agrega  elementos de percusión e incluso hace uso ocasional de lamentos de voces árabes, lo cual da mucha oscuridad a la música.
    En definitiva, me encanta cuando las BSO no muy conocidas, compuestas por compositores no muy conocidos, me sorprenden por ser tan buenas. Si Die Päpstin es un ejemplo de la calidad general de la obra de Marcel Barsotti, el cine internacional se está perdiendo a un gran compositor a la altura de muchos grandes de la música del celuloide.

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miércoles, 2 de marzo de 2011

Inception (2010)

    Decepción. Solamente esa palabra puede explicar a medias mis sentimientos tras la gala de los OSCAR de este año. ¿Por qué? Pues porque se vuelve a poner de manifiesto que en la Academia de Hoollywood son todos unos patanes. O eso o es que hay sobornos de por medio, o algo así, porque no se puede explicar cómo esta Inception ha sido superada por la banda sonora de The Social Network (La Red Social, 2010). Y no es que ésta última sea una mala BSO, solamente pasa que la música de Zimmer es de otro nivel.
    Sí, lo habéis oído bien. Esta BSO es del omnipresente Zimmer. Pero, ¿Dónde está James Newton Howard? Las dos últimas películas dirigidas por Christopher Nolan antes de esta Inception (Batman Begings y The Dark Knight) contaron con música co-compuesta por Hans Zimmer y James Newton Howard, y durante todo este tiempo los anti-zimmer han estado escribiendo cosas como que las partes malas de esas sountracks eran las que debían estar compuestas por Zimmer. Yo no es que sea un defensor del estilo Mediaventures, pero a cada uno hay que reconocerle lo que es suyo, y Hans Zimmer ha revolucionado la forma de hacer música para el cine. Es más, posee un estilo compositivo de mucha mayor calidad que sus discípulos Mediaventureros, que son de los que de verdad nos estamos hartando. Hay que ser justos con Zimmer, y él nos lo agradece con esta Inception
    Y es que en esta BSO, Zimmer vuelve al pasado, lo que significa que volvemos al mundo de la electrónica, los samplers y algo de orquesta. Eso sí, sólo los más asiduos podrán identificar la orquesta en la sección de metales y algunas cuerdas. Por lo demás, es todo electrónica, incluyendo, obviamente, la extraordinaria guitarra electrica de Johnny Marr, ex-guitarrista de The Smiths. Todo ello hace que esta BSO suene mejor en el disco que con las imágenes, lo que es un punto bastante negativo para Zimmer. Mientras en el disco su escucha resulta realmente energizante por momentos e invita a la ensoñación en otros, junto a las imágenes resulta a veces algo pesada y repetitiva.
    Inception comienza muy a lo Zimmer, con unos trombones que asustan al más valiente (Half Remembered Dream). Si se escucha a ciegas, sin saber a qué imágenes acompaña, más de uno podrá pensar que corresponde a una película de terror. Nada más lejos de la realidad porque todo cambia en el siguiente tema, We Built Our Own World, en el que la sensación de terror se transforma en misterio.  Es curioso que la “orquestación” de este tema nos deje un leve sabor ochentero...
    Sin embargo, lo mejor de esta soundtrack es Dream is Collapsing. Es, igualmente, el momento más espectacular de la película, y la música guía las impactantes imágenes. Mientras la misión de Di Caprio & Cía está a punto de irse al garete, Zimmer dirige la secuencia tal y como el propio Nolan describe: “La música de Hans guía a la audiencia, sacándola de una historia potencialmente confusa, orientándola emocionalmente, geográficamente, temporalmente.” Impresionante combinación de guitarra, sección de cuerdas sinfónicas y sampleadas, metales sinfónicos muy ominosos, verdaderamente potentes. Junto con el tema final, es el mejor momento. 
    Siguen a éste tema algunos más ambientales, como Radical Notion ó 528491, éste último poseedor de unos contundentes trombones que en la película resultan algo molestos y redundantes. Pero si hemos de destacar alguno de estos temas ambientales es, sin duda, Mombasa, que nos retrotrae más que nunca al pasado ochentero de Zimmer, a esa música que pudimos admirar en Diamond Skulls (1989), The Fruit Machine (1988) y Burning Secret (1988), aunque éste tema es de acción. Acompaña a una increíble persecución por las calles de la ciudad, y el ritmo de la música  está marcado por la enérgica percusión del encantador de serpientes Ramgotra.
    Más allá de estos temas ambientales, el tema principal de esta BSO, sin duda, es Dream Within a Dream. Ésta soundtrack no se caracteriza por tener unas melodías muy marcadas. Este tema es el más sinfónico y además el utilizado en el trailer. Es una evolución musical de Dream is Collapsing, pues comienza de forma similar, pero cambia de registro a la vez que la trama, con los misteriosos sueños dentro de sueños. Si se escucha en el disco, verdaderamente parece que estamos soñando.
    Y como colofón a ésta BSO, Time, el último tema, en el que Zimmer toma las riendas y no sólo compone, sino que toca el piano él mismo. Es casi idéntico al tema principal de Pearl Harbor, compuesto también por Zimmer, pero eso no le quita calidad (si James Horner puede hacer refritos, Zimmer no va a ser menos).
    En definitiva, una banda sonora muy potente, altamente recomendable, en la que Zimmer vuelve a sus orígenes, despegándose un poco de ese sonido mediaventurero tan de moda ahora. Con ello solamente nos confirma una cosa: que el original es muchísimo mejor que sus copias/discípulos, que no saben salir de lo mismo.
  
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