sábado, 13 de noviembre de 2010

The first Knight (El primer Caballero, 1995)

    Sin duda, El primer caballero es uno de los mejores ejemplos de que no siempre una buena banda sonora acompaña a una buena película, y lo malo es que la poca calidad de la cinta casi siempre repercute en la partitura que la acompaña.  
    Varias han sido las adaptaciones a la gran pantalla de la Leyenda Artúrica. Desde las épicas Los Caballeros de la Mesa Redonda y Excálibur hasta la irreverente Los Caballeros de la Mesa Cuadrada, cortesía de los Monty Python, pasando por la excesivamente infantil La Espada Mágica (con una estupenda partitura de Patrick Doyle) y, por supuesto, la patética El Primer Caballero.     
    Jerry Zucker fue el responsable de este engendro anacrónico que contó con grandes estrellas como Sean Connery, Richard Gere y Julia Ormond, y no tuvo otra ocurrencia mejor que montar un imposible triángulo amoroso y situarlo en la mítica tierra de Camelot. Bien pudiera haber transcurrido en cualquier otro sitio, que no hubiéramos notado la diferencia. Un nulo respeto hacia la historia original, que se saltan a la torera, unos actores que no encajan para nada en los personajes asignados y un despliegue de medios totalmente desaprovechado. Como muestra, los uniformes de los caballeros de Camelot, que más parecen salidos de Star Wars que de la Edad Media. 
    Gracias a Dios que propusieron a Jerry Goldsmith para componer la música de la película y éste consiguió enmendar la plana con una excelente banda sonora que por sí sola ya merece un visionado de la cinta.
    Jerrald King Goldsmith, más conocido como Jerry Goldsmith, fue uno de los compositores más laureados del mundo del cine. Aprendió a tocar el piano a la edad de seis años y a los catorce estudió composición, teoría y contrapunto con los maestros Jakob Gimpel y Mario Castelnuovo-Tedesco. Goldsmith ingresó en la Universidad del Sur de California, con el maestro Miklós Rozsa, quien escribió la partitura de la película Recuerda de 1945 con Ingrid Bergman. Goldsmith se interesó en escribir música para el cine al ser inspirado por la música compuesta por el mismo Rózsa. Su música no se queda estancada en ningún estilo, sino que se adapta a las exigencias de la película, yendo desde el jazz hasta las grandes obras sinfónicas, pasando por música folk, étnica e incluso por el sintetizador. Aun así, se podría definir su música como enérgica, pues es especialmente brillante en lo rítmico, sin por ello desdeñar la melodía. Solamente consiguió un Óscar, por La profecía (1976), de las 17 nominaciones que obtuvo durante su carrera. A pesar de ello, fue, durante los años 80 y 90, uno de los músicos con mayor número de seguidores, quizá sólo superado por John Williams.   
    Goldsmith recrea nuestros oídos en El primer Caballero con una composición variada e intensa, que no mereciera acompañar a esas imágenes. La fanfarria compuesta para Arturo, Arthur's Fanfare, es sencillamente impresionante, y cualquier momento es bueno para encontrarla dentro de la partitura. Un ingenioso derroche de metales acompañados por el timbal que nos mete de lleno en el mundo de Camelot. Corta para algunos, otros se conforman con pensar que más vale calidad que cantidad.
     Para el Rey, además, tenemos un tema más suave, como para representar su bondad y sabiduría, y que Goldsmith entremezcla con la fanfarria en momentos como Camelot Lives, un tema de comienzo suave y armonioso entre la cuerda y el sonido de la trompa que poco a poco sube en intensidad para presentarnos un final apoteósico aderezado por las trompetas y los coros. Quizá el mejor tema de esta banda sonora.
    A éste hemos de unir el delicado y hermoso tema para Ginebra, que aparece por vez primera en Promise Me junto al tema del rey, cuando a Arturo le toca la difícil tarea de actuar como asaltacunas al pedir a la bella dama que gobierne junto a él en Camelot. El leitmotiv será posteriormente versionado para los encuentros amorosos entre Ginebra y Lancelot, destacando por méritos propios la interpretación a flauta del mismo en A New Life.
    Otro gran tema es el tema para Lancelot, que aparece en... ¡ninguna parte! Alguien tuvo la feliz idea de no incluirlo en la edición oficial de El último Caballero. Al menos, nos queda el consuelo de la edición especial, en la que aparece este tema varias veces junto con mucha más música, que bien hubiera merecido ser incluida en la edición comercial. Y luego dicen que los aficionados nos quejamos.
    Por último, hay que destacar el tema de los villanos de turno, tan malos y amenazadores como tópicos.  El compositor comienza a jugar con el tema en casi todos los apuntes de acción, como Raid on Leonesse o Night Battle, pero hemos de esperar al intensísimo Arthur's Farewell para que aparezca en todo su esplendor. Coros terribles, que no resultan difíciles de confundir con los del impresionante Ave Satani de La Profecía, acompañan a la música en la terrible batalla final con la que termina la historia, donde el tema de los antagonistas se come, literalmente, al tema de Arturo.
    Como decíamos al principio, estamos, otra vez más, ante uno de esos casos en los que la banda sonora supera con creces a la historia a la que acompaña. El primer Caballero es, por méritos propios, uno de los mejores trabajos de Goldsmith en la década de los 90 y que merecería  formar parte de la colección de todo buen aficionado.
 
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