martes, 21 de diciembre de 2010

Dragonheart (Corazón de Dragón, 1996)

    Dragonheart fue una de esas películas que, si bien no eran grandiosas, por lo menos sí que eran originales en su planteamiento, tenían un guión aceptable y efectos especiales esmerados. Y es que el dragón de esta película está bastante mejor logrado que los de películas muy posteriores (léase Eragon), a pesar de que éstas últimas contaban ya con posibilidades tecnológicas mayores.
    A pesar de todos estos elogios, Dragonheart, sin esta BSO, ya estaría más que olvidada. Posee uno de los mejores temas principales de los noventa. Aquí nos encontramos con un Randy Edelman fuera de lugar. Es sin duda una de sus mejores composiciones, junto con Dragon: la vida de Bruce Lee y Daylight, en lo cual puede recordar en algo a estas dos.    
    Edelman nació en Paterson, Nueva Jersey, hijo de una maestra de primer grado y un contable. Estudió en el Conservatorio de Música de Cincinnati antes de dirigirse a Nueva York, donde tocó el piano en diversas orquestas de Broadway. Ha producido varios álbumes en solitario de canciones, algunas de las cuales se registraron más tarde por The Carpenters (I Can't Make Music, Piano Picker, y You), Barry Manilow (Weekend in New England) y Olivia Newton-John (If Love is real). Posteriormente se trasladó a Los Ángeles. Fue allí donde Edelman empezó a trabajar en la composición para cine y televisión.
   Una de sus primeras partituras  para el cine fue para la película Acción Ejecutiva (1973), que presentó una versión adicional de algunas teorías sobre el asesinato de John Fitzgerald Kennedy en 1963. A mediados de la década de 1980, Edelman escribió el tema para MacGyver, una popular serie de televisión protagonizada por Richard Dean Anderson, llegando a componer música para muchos episodios de la misma. Por esas fechas, y hasta mediados de los 90, también colaboró con Ivan Reitman, componiendo la música de varias de sus películas, como Los gemelos golpean dos veces (1988), Los Cazafantasmas II (1989), Poli de guardería (1990), Beethoven (1992), Angels in the Outfield (1994),  La Máscara (1994) y Daylight (1996). 
    Además, Randy Edelman fue galardonado con el prestigioso premio Richard Kirk de BMI y TV Awards en 2003. El premio se otorga anualmente a un compositor que ha hecho importantes contribuciones a la música de cine y televisión. Una de sus últimas composiciones ha sido La Momia: La Tumba del Emperador Dragón.
    A pesar de todas estas colaboraciones en películas renombradas, Randy Edelman es uno de esos compositores que no han conseguido llegar a jugar en la división de los grandes, aun dejando algunos trabajos que el público, tanto el seguidor fiel de la música de cine como el que no, recordarán durante muchísimos años. Su colaboración en El último Mohicano (1992) y éste Dragonheart del que hoy hablamos se convirtieron en dos de esas bandas sonoras que de vez en cuando conectan plenamente con el público y se ponen de moda durante bastante tiempo. Prácticamente cualquier profano ha escuchado o incluso tiene alguno de estos álbumes, sobre todo el primero.
    Dragonheart es, con toda probabilidad, su mejor trabajo, superando a su magnífica Gettysburg. Por fin se volvió a ver a un Edelman inspirado y brillante elaborar una de las partituras de aventuras más logradas que se han podido escuchar, casi rivalizando con obras maestras del género como Willow o Indiana Jones. Tiene casi todo lo que se le puede pedir: un tema principal memorable, unas variaciones exquisitas, unos temas secundarios que, aunque escasos, son de buen nivel y muy adecuados a las necesidades del filme, y un tono aventurero muy eficaz. Además, mantiene un equilibrio formidable entre la aventura sencilla y cómica y la épica con rasgos melancólicos.
    El sublime motivo central se expone por primera vez en The World of the Heart entre algunas variaciones del registro aventurero. Bellísimas melodías con una orquestación que recuerda mucho a John Barry ofrecen un instante de esos que conmueven y enamoran desde una primera escucha. La partitura recurre a este patrón en algunas ocasiones, pero el resto se mueve entre los demás temas afianzando una relación entre música e imágenes excelente en todo momento y consiguiendo que la película gane varios enteros. Tenemos el toque dramático, otra melodía maravillosa y perlada de melancolía, cuyos mejores momentos suenan en To the Stars (segundo instante mítico de la película) y Draco; hay breves incisos hacia la épica, generalmente con un tono de añoranza, indicando con atino que nos hallamos ante el ocaso de una época, como el impresionante Einon o el más trágico Flight to Avalon; pero el motivo que más abunda es el de aventuras, al que Edelman otorga correctas variaciones que en muchas ocasiones muestran un registro sencillo y con notables inclinaciones hacia el humor, donde destacan momentos como The Last Dragon Slayer.
    Dragonheart se presenta como una banda sonora que aúna la sencillez con la épica a través de melodías hermosas y embelesadoras donde la armonía entre inspiración y buen hacer se traduce en unas estupendas sonoridades en las que todos los motivos son excelentes para complementar las imágenes; sin embargo, en un par de cortes, Edelman supera la excelencia para llegar al sobresaliente, con unas notas inconfundibles e inolvidables que parecen más propias de autores como John Williams: esos deslumbrantes The world of the Heart y To the Stars, tan dulces y melancólicos al mismo tiempo. En la discografía del autor, un trabajo completamente imprescindible. En la música de cine, uno de esos hitos que surgen de vez en cuando de donde menos se espera y que merece un hueco en cualquier colección que aspire a tener algo más que clásicos y renombrados autores.

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