sábado, 12 de marzo de 2011

Beetlejuice (Bitelchús, 1988)

    Es difícil decir si el cineasta Tim Burton volverá a ser capaz de capturar la magia de Beetlejuice en otro proyecto, aunque sin duda lo ha intentado a través de los años. No es que Beetlejuice continúe definiendo como nadie la sensibilidad peculiar del director, sino que también se beneficia de la experiencia del debut, siendo la primera vez que la opinión pública echó un vistazo al estilo de comedia mórbida de Burton. También la fascinación de esta película recae en que en ella figura un elenco sencillamente maravilloso de estrellas, la mayoría de las cuales han sido una parte habitual del reparto de Burton en muchos proyectos posteriores. La juventud y la vitalidad tanto de los actores como del equipo exuda su entusiasmo por la fantasía en todos los aspectos de la película, incluyendo la partitura de Danny Elfman. 
    Beetlejuice fue la introducción de Elfman al gran público, es en esta película donde dio a conocer esa habilidad irresistible para la creatividad que asombraría a los oyentes y a los amantes del cine. Algunos coleccionistas veteranos quedaron bastante horrorizados por la partitura ultra-dinámica de Elfman, por su sonido explosivo, y le tomaron como un monstruo sin domar  perteneciente al  mundo del rock. Pero hemos de reconocerle éxitos, clásicos como Batman, rodada por Tim Burton al año siguiente de Beetlejuice y protagonizada también por Michael Keaton, Edward Scissorhands (Eduardo Manostijeras,1991), donde Elfman seguirá explorando los sonidos góticos, y The Nightmare Before Christmas (Pesadilla antes de Navidad,1993), considerada por muchos como su obra maestra. No obstante, Elfman también es conocido por otros trabajos fuera de la influencia de Burton, ya sea como compositor de la melodía principal de Los Simpson o por sus trabajos en Men In Black (1997) y su secuela o de Spiderman (2002) y Spiderman 2 (2004).
    Con respecto a Beetlejuice es interesante cómo la partitura sigue siendo original dos décadas más tarde, y mientras Elfman ha coqueteado con melodías para películas cómicas en los años posteriores, nunca ha sido capaz de resucitar el estilo extravagante de Beetlejuice. Esta BSO es difícil de describir, ya que Elfman utiliza tangos, marchas, valses, y algunos movimientos de Calypso Caribeño. Su desarrollo temático es también muy complejo, con dos ideas distintas  creadas para el personaje de Beetlejuice, junto con los temas de Lydia (Winona Ryder), la pareja Deetze (Alec Baldwin y Geena Davis), y varios personajes secundarios. Incluso un gusano de arena desagradable, sito en el mundo de los muertos vivientes, recibe su propio motivo recurrente.
    Ningún instrumento está seguro con Elfman, que compensa un conjunto orquestal más pequeño tirando hasta el último aliento del esfuerzo de cada artista, intérprete o ejecutante. El piano se utiliza de una manera un tanto perversa, tomando el sonido inocente del instrumento para  dar una alternativa casi demoníaca. Acompañan al conjunto orquestal típico, aunque escaso, una sección muy viva de percusión, un arsenal de sintetizadores y efectos vocales que van desde los solos protagonizados por un chiquillo solitarios hasta las agrupaciones corales adultas (a veces con voces sintéticas para dar un efecto escalofriante). También aparecen los clásicos de Harry Belafonte, Day-O, canción que es utilizada en la divertida escena de la cena, y Jump in Line, que destaca el final de la película. ¿Cómo Burton y Elfman decidieron incluir Day-O? La canción está fuera de toda razón, ya que su letra y su sonido  no tienen absolutamente nada que ver con la trama de la película, pero funciona de maravilla. Hasta Elfman, sabiamente, incorpora una estrofa de esta canción en los primeros compases de su Main Titles. Este último tema, asociado al personaje principal, Beetlejuice, es a la vez lúdico y siniestro, utilizando un motivo pegadizo con el piano en sus bajos antes de pasar a ser una marcha que se asemeja en gran medida al las del clasicismo ruso. Los valses que emanan de este tema son de carácter mucho más alegre de lo que serían en  Batman, y Elfman trata el lado más seductor y enfermizo de Beetlejuice con una viola perversa centrada fuertemente en la primera mitad de la partitura. Este tema se ha vuelto tan popular en Estados Unidos que se utiliza en todos los estadios para despertar a las multitudes y amenizar los descansos en los partidos. También aparece en  Beetle-Snake y Showtime!, donde las ideas de Elfman llegan al cenit de lo horrorífico y carnavalesco, siendo más descriptivas y más difíciles de escuchar.
    No obstante, Elfman también tiene sus momentos. Las variantes más suaves de Travel Music, el tema de la pareja fantasma interpretada por Alec Baldwin y Geena Davis, sufre a menudo la fusión con el tema de Lydia, creando algunos de los momentos más luminosos de la partitura. Las voces solistas, incluyendo las que se escuchan en The Book! y Lydia Discovers, ya sean reales o sintetizadas, tocan la parte más clasica de la música gótica de Elfman. El toque de luz de la BSO es The Incantation, una pieza que se abre con un dueto curiosamente atractivo para piano y percusión antes de la erupción, en un crescendo, de un órgano que nos presenta los sentimientos angustiados de la pareja muerta ante su resurrección forzada. El uso del arpa y un coro sintetizado dan un tono inocente, es un equilibrio perfecto para el órgano amenazante y los bombos que dominan. Hay incluso una referencia al Blaster Beam de Jerry Goldsmith.
    En conjunto, estos temas individuales de Beetlejuice crean un todo que es casi indescriptible en su eficacia. Partes de él son pura magia, mientras que otras son horriblemente inaudibles. El denominador común, sin embargo, es el hecho de que no podía ser escrita una partitura que encajara mejor con la historia.
    Para los fanáticos de Elfman, mientras que la carrera del compositor se alejó demasiado de esta creatividad azarosa, los elementos básicos que abarcan sus últimos trabajos, sorprendentes y a menudo inteligentes, entroncan sus raíces en Beetlejuice. Como pega, deberíamos decir que esta BSO es endiabladamente corta. Al escuchar el disco nos quedamos con ganas de más. En general, sin embargo, Beetlejuice sigue siendo una experiencia agradable para los fans de la película, aunque si no eres fan de Elfman  ni de las películas de Burton, esta partitura, a pesar de su calidad, podría ser muy irritante.

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sábado, 5 de marzo de 2011

Die Päpstin (La Papisa, 2009)

    En los últimos tiempos estamos observando que el estancamiento de ideas que se está produciendo en Hoollywood es alarmantemente elevado. Cada vez más se recurre a los remakes y a prolongar las películas de éxito con segundas y terceras partes que no vienen al caso. Es un mal endémico que empezó a expandirse como un rayo  por el cine americano a finales de los años 90 y que actualmente está en todo su apogeo, para fastidio de miles de aficionados al cine que lo único que quieren es pasar un rato agradable visionando ideas originales y no refritos de los, por otra parte, mucho mejores clásicos de la época dorada del cine americano.
    Afortunadamente, mientras Hoollywood se estanca, el cine europeo ha experimentado un gran crecimiento, tanto en cantidad como en calidad (menos el español, y siento decirlo, ofenda a quien ofenda). Ya no es nada raro encontrarnos en la cartelera producciones de origen europeo con guiones más que aceptables y puestas en escena impresionantes que emulan a las grandes superproducciones Hoollywoodienses costando una décima parte del presupuesto de aquellas. Y de éste resurgir del cine europeo (no olvidemos que el cine fue inventado en europa) tiene mucha culpa el excelente momento que está viviendo el cine alemán, con esta Die Päpstin a la cabeza de las buenas producciones (aunque ésta en concreto ha sido una co-producción alemana-inglesa-italiana-española). Del mismo modo,  la música de cine alemana nunca había llegado mucho más allá de sus fronteras, pero actualmente vive una época más activa gracias a los esfuerzos de compositores como Niki Reiser, Doldinger Klaus, Stefan Zacarías o sus dos más famosas exportaciones, Hans Zimmer y Klaus Badelt. 
    Die Päpstin es una aclamada película que narra la extraña (y muy posiblemente cierta) leyenda de Juana de Ingelheim, una mujer que se las arregló para disfrazarse y convertirse en el Papa de la Cristiandad. Para componer la música que acompañara a esta peculiar historia se eligió al suizo Marcel Barsotti, uno de los principales compositores de BSO en Alemania, quien creó una partitura intensa y emocional, llena de canto llano litúrgico y una fluida armonía orquestal, temas espectaculares y texturas suntuosas;  un resultado tan sorprendente que podría haber pasado por ser una composición de esas a las que nos tenían tan acostumbrados los americanos.
    Ésta score está basada principalmente en torno a un conjunto orquestal estándar con el apoyo de una amplia gama de instrumentos de época, solistas y arreglos corales. En Die Päpstin no se nos presentan temas llamativos ni grandilocuentes,  pero es en su conjunto donde se nos muestra una inteligente y medida orquestación con la que Barsotti juega, desarrollando constantemente variaciones de los temas principales de la BSO. Es por eso que, para apreciar todos sus puntos fuertes y esa belleza inherente que posee, es necesario oírla con atención varias veces.
    A pesar de la ambientación de la película (en el siglo VIII), la partitura carece casi por completo de motivos antiguos. Más bien es cálida y romántica, escrita para una orquesta convencional con énfasis en las cuerdas, piano, instrumentos de viento y coro, y con un sonido moderno clásico que es excepcionalmente atractivo. El tema principal, Pope Joan, es una pieza cadenciosa y elegante para la cuerda y la madera que se eleva en calidad en la segunda mitad de la pista. Más tarde, piezas como Dorstadt, la poco ostentosa Pope Sergius, y la romántica I'll Wait for You Here Every Evening at Sunset  replantean éste tema principal con excelentes resultados, mientras que en Like a Mustard Seed in the Garden, en la que se se nos presenta con una magnífica guitarra acústica, es especialmente maravilloso.
     El tema secundario de la partitura, Joanna's Theme, es más triste, una pieza nada optimista para piano, notas tenidas de la cuerda  y un cello hermoso que parece expresar la visión innovadora de Joanna, su destino fuera de convenciones y su sentido de la libertad dentro de las aplastantes limitaciones del mundo en que la ha tocado vivir. 
    Hay, naturalmente, un elemento litúrgico importante en la partitura, expresado a través del trabajo coral. Anno Domini 887 y Johannus Anglicus contienen piezas sublimes de música religiosa con un coro de voces masculinas interpretando cantos gregorianos, mientras que  Count Gerold's Pain y Sacred Gates son menos religiosas en sí, pero más espirituales, en particular gracias al uso de instrumentos de viento antiguos y étnicos, violines solistas y trabajo vocal angelical.
    En otros lugares, como en  Carnival, se añade un toque de vida y efervescencia a la partitura con bailes de estilo medieval, instrumentos de viento antiguos y ritmos vivaces y optimistas que llaman la atención. Y, de vez en cuando, la música toma un giro siniestro, sobre todo durante el melancólico The Envoy, la maliciosa Emperor Lothar, y la intimidante Easter Ceremony, todo lo cual aumenta la presencia de metales, agrega  elementos de percusión e incluso hace uso ocasional de lamentos de voces árabes, lo cual da mucha oscuridad a la música.
    En definitiva, me encanta cuando las BSO no muy conocidas, compuestas por compositores no muy conocidos, me sorprenden por ser tan buenas. Si Die Päpstin es un ejemplo de la calidad general de la obra de Marcel Barsotti, el cine internacional se está perdiendo a un gran compositor a la altura de muchos grandes de la música del celuloide.

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miércoles, 2 de marzo de 2011

Inception (2010)

    Decepción. Solamente esa palabra puede explicar a medias mis sentimientos tras la gala de los OSCAR de este año. ¿Por qué? Pues porque se vuelve a poner de manifiesto que en la Academia de Hoollywood son todos unos patanes. O eso o es que hay sobornos de por medio, o algo así, porque no se puede explicar cómo esta Inception ha sido superada por la banda sonora de The Social Network (La Red Social, 2010). Y no es que ésta última sea una mala BSO, solamente pasa que la música de Zimmer es de otro nivel.
    Sí, lo habéis oído bien. Esta BSO es del omnipresente Zimmer. Pero, ¿Dónde está James Newton Howard? Las dos últimas películas dirigidas por Christopher Nolan antes de esta Inception (Batman Begings y The Dark Knight) contaron con música co-compuesta por Hans Zimmer y James Newton Howard, y durante todo este tiempo los anti-zimmer han estado escribiendo cosas como que las partes malas de esas sountracks eran las que debían estar compuestas por Zimmer. Yo no es que sea un defensor del estilo Mediaventures, pero a cada uno hay que reconocerle lo que es suyo, y Hans Zimmer ha revolucionado la forma de hacer música para el cine. Es más, posee un estilo compositivo de mucha mayor calidad que sus discípulos Mediaventureros, que son de los que de verdad nos estamos hartando. Hay que ser justos con Zimmer, y él nos lo agradece con esta Inception
    Y es que en esta BSO, Zimmer vuelve al pasado, lo que significa que volvemos al mundo de la electrónica, los samplers y algo de orquesta. Eso sí, sólo los más asiduos podrán identificar la orquesta en la sección de metales y algunas cuerdas. Por lo demás, es todo electrónica, incluyendo, obviamente, la extraordinaria guitarra electrica de Johnny Marr, ex-guitarrista de The Smiths. Todo ello hace que esta BSO suene mejor en el disco que con las imágenes, lo que es un punto bastante negativo para Zimmer. Mientras en el disco su escucha resulta realmente energizante por momentos e invita a la ensoñación en otros, junto a las imágenes resulta a veces algo pesada y repetitiva.
    Inception comienza muy a lo Zimmer, con unos trombones que asustan al más valiente (Half Remembered Dream). Si se escucha a ciegas, sin saber a qué imágenes acompaña, más de uno podrá pensar que corresponde a una película de terror. Nada más lejos de la realidad porque todo cambia en el siguiente tema, We Built Our Own World, en el que la sensación de terror se transforma en misterio.  Es curioso que la “orquestación” de este tema nos deje un leve sabor ochentero...
    Sin embargo, lo mejor de esta soundtrack es Dream is Collapsing. Es, igualmente, el momento más espectacular de la película, y la música guía las impactantes imágenes. Mientras la misión de Di Caprio & Cía está a punto de irse al garete, Zimmer dirige la secuencia tal y como el propio Nolan describe: “La música de Hans guía a la audiencia, sacándola de una historia potencialmente confusa, orientándola emocionalmente, geográficamente, temporalmente.” Impresionante combinación de guitarra, sección de cuerdas sinfónicas y sampleadas, metales sinfónicos muy ominosos, verdaderamente potentes. Junto con el tema final, es el mejor momento. 
    Siguen a éste tema algunos más ambientales, como Radical Notion ó 528491, éste último poseedor de unos contundentes trombones que en la película resultan algo molestos y redundantes. Pero si hemos de destacar alguno de estos temas ambientales es, sin duda, Mombasa, que nos retrotrae más que nunca al pasado ochentero de Zimmer, a esa música que pudimos admirar en Diamond Skulls (1989), The Fruit Machine (1988) y Burning Secret (1988), aunque éste tema es de acción. Acompaña a una increíble persecución por las calles de la ciudad, y el ritmo de la música  está marcado por la enérgica percusión del encantador de serpientes Ramgotra.
    Más allá de estos temas ambientales, el tema principal de esta BSO, sin duda, es Dream Within a Dream. Ésta soundtrack no se caracteriza por tener unas melodías muy marcadas. Este tema es el más sinfónico y además el utilizado en el trailer. Es una evolución musical de Dream is Collapsing, pues comienza de forma similar, pero cambia de registro a la vez que la trama, con los misteriosos sueños dentro de sueños. Si se escucha en el disco, verdaderamente parece que estamos soñando.
    Y como colofón a ésta BSO, Time, el último tema, en el que Zimmer toma las riendas y no sólo compone, sino que toca el piano él mismo. Es casi idéntico al tema principal de Pearl Harbor, compuesto también por Zimmer, pero eso no le quita calidad (si James Horner puede hacer refritos, Zimmer no va a ser menos).
    En definitiva, una banda sonora muy potente, altamente recomendable, en la que Zimmer vuelve a sus orígenes, despegándose un poco de ese sonido mediaventurero tan de moda ahora. Con ello solamente nos confirma una cosa: que el original es muchísimo mejor que sus copias/discípulos, que no saben salir de lo mismo.
  
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viernes, 18 de febrero de 2011

Halo (2002)

    Que el mundo de los videojuegos tiene cada vez más similitudes con Hoollywood es algo que a nadie se le escapa. Ya se afrontan los proyectos de nuevos juegos como si de superproducciones cinemátográficas se tratara, con guiones, trama, efectos especiales y, cómo no, banda sonora original. Es por eso, y no por otra cosa, por lo que he decidido incluir la banda sonora de esta trilogía de videojuegos dentro de un blog de música de cine. Y espero que después de escuchar esta magnífica BSO me perdonéis este pequeño pecado.
    Durante algunos años, la compañía Bungie había estado intentando desarrollar un juego online que incluyera altas dosis de acción, simplemente con el objetivo de demostrar que el género podía dar mucho más de sí. Iniciada en el mundo del macintosh, y por supuesto, en el del PC convencional, tenía a sus espaldas varios proyectos muy correctos y originales. Este proyecto fue y ha sido su mayor ambición, convirtiéndose en uno de los buques insignia de Microsoft para su consola X-box. Hay que decir que, al final, el juego no quedó como Bungie había planeado, sino algo mejor. No es de extrañar que se convirtiera muy pronto en el videojuego FPS (First Person Shooter) más famoso y vendido de todos los tiempos, con una ambientación excepcional y una historia que, si bien en su primera parte parecía frágil, acaba por sorprendernos con más de un giro. Todo en este juego quedó redondo, y por supuesto su banda sonora también.
    Como si de una superproducción de Hoollywood se tratase, los productores del juego comenzaron a buscar compositores de música, y dieron con Martin O'Donnell y Michael Salvatori. Siempre en pareja, estos dos músicos habían compuesto ya varias bandas sonoras para videojuejos: La saga Myth, juego de estrategia de ésta misma Bungie, Oni, de la compañía Take Two, e incluso el famoso Worms de la compañía Ocean. Estas BSO, entre las que incluimos a Halo, son bastante convencionales, y existen varios temas muy ligados al hecho de ser un videojuego, algo que provoca unas mayores repeticiones de ciertos temas y música demasiado ambiental, pero aun así son muy agradables a la escucha.
    Una de las gozadas de esta BSO son los característicos sonidos tribales que O'Donnell y Salvatori han incluido. Es interesante, ya que el juego es de ciencia-ficción. Son sonidos que potencian el salvajismo de la guerra y la lucha, y cuando se unen a los coros, la mezcla es explosiva. Es, por ejemplo,  lo que ocurre en el primer tema que nos encontramos, Opening Suite, donde aparece una percusión con fuerza que pasa a ser sustituida por un coro masculino con aires de canto gregoriano. Al final aparece la cuerda, muy sostenida, con una melodía algo misteriosa que nos traslada al suspense y a una cierta espiritualidad.
    Es ésta espiritualidad la que nos introduce en la primera misión del juego, cuyo tema es Truth and Reconciliation Suite. A medida que avanzamos, ese sonido espiritual deja paso al tema principal de Halo, el cual se inicia con los instrumentos de viento metal junto al juego de cuerda que le dan ese especial carácter al tema. Es un tema de acción, con un estilo tribal, de fácil retención y que, en cuanto uno se posa en el planeta Halo, casa perfectamente con esos paisajes de bosques. Finalmente vuelve la tranquilidad, con una fuerte percusión que denota suspense y algunas disonancias de cuerdas y sonidos sintetizados, con un estilo nervioso, de locura, que crea un ambiente de tensión futurista. Toda la última parte vuelve al tema principal, tocado esta vez junto a una guitarra eléctrica. Una suite que recoge buena parte de la mejor música del juego.
    Es obvio que los compositores querían incluir dos estilos opuestos dentro de la BSO del juego. Por un lado tenemos los temas de acción, y por otro los espirituales. Cuando estos dos estilos se unen no dejan los mejores acordes, pero también cuando uno desplaza al otro, como en Perilous Journey. Es un corte que se inicia con la percusión y los sintetizadores, dejando muy de fondo la melodía principal del juego y jugando con los ritmos electrónicos en los momentos de menor acción del juego. Un tema simple pero efectivo.
    Solamente podemos poner como pega que el disco dispone de demasiada música ambiental, la cual se puede hacer dura de escuchar. Sin embargo, no podemos olvidar que esta BSO es de un videojuego y que cumple su función a la perfección, dejándonos algo más que música ambiental. La lista de temas que aportan melodías interesantes es finita, pero éstos poseen calidad, y, en verdad, uno disfruta con su escucha. Estos temas son Covenant Dance, uno de los mejores del juego, con ritmos tribales y coros apabuyantes; Rock Anthem for Saving the World, tema de acción pura y dura donde el tema principal vuelve acompañado de guitarras eléctricas y voces indígenas; y Halo, el tema principal en su extremo, con las voces femeninas tan espirituales, con esa melodía de héroe, con esos ritmos tribales. Uno de los mejores temas que existe para un videojuego en el que, aparte de la conjunción de todo lo principal en la música del disco, sorprende al final con un precioso tema a piano diciéndonos que esta gran epopeya ha llegado a su fin.
    En definitiva, una BSO sorprendente, con temas más propios de Hoollywood que de un videojuego. Muy agradable de escuchar, que además cumple su función perfectamente dentro del juego, ya que nos transporta a ese universo Halo. Muy recomendable, sobre todo el tema principal y el solo a piano.
   
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martes, 15 de febrero de 2011

Clash of the Titans (Furia de Titanes, 2010)

    No se le escapa a nadie que el futuro de las bandas sonoras con tirón comercial pasa por Mediaventures (conocida como Remote Control desde hace algún tiempo, aunque prefiero mantener el nombre original, más "romántico"). Esta empresa de música cinematográfica, fundada por Hans Zimmer, ha logrado adoptar un estílo musical que casa perfectamente con las grandes supreproducciones que lleven mucha épica y mucha acción. Paralelamente, ese estilo está destruyendo la música cinematografica, simplificando sus motivos, haciendo repetitivos los pasajes y adoptando un punto de vista totalmente ajeno a las obras de arte que nos legaba el cine hace unos años, esas espectaculares "sinfonías" de Rozsa y, en menor medida, de Williams. Sin embargo, el éxito que cosecha este estilo compositivo entre el gran público es demoledor. A Mediaventures se deben bandas sonoras como la trilogía de The pirates of the Caribbean (Los Piratas del Caribe), Gladiator (Gladiador, 1999), La saga de The Chronicles of Narnia (Las Crónicas de Narnia), Batman Begins (2005) y muchas otras, entre las que se encuentra ésta Furia de Titanes (2010). 
    Ramin Djawadi había trabajado recientemente en la imaginativa BSO de Iron Man (2008) y en la de la serie Flash Foward (2009), por lo que prometía ser un interesante fichaje para Furia de Titanes. Al ser un compositor tan prolífico, nunca se sabe qué se puede esperar de él. Y, para sorpresa de pocos y encanto de muchos, dio la talla, si bien con ese característico estilo Mediaventurero ahora tan de moda.
    Furia de Titanes comienza con una canción, sí, una canción: The Storm That Brought You To Me. Éste tema es sombrío, casi monótono, más parecido a algún tema de las películas de James Bond que a la noción de una supuesta acción épica desarrollada en la Grecia Antigua. Acentuado con bajos electrónicos, realmente establece un tono extraño para el resto del film. Toda una sorpresa.
    Recuperados del susto inicial, vemos que Djawadi no ha abandonado el sonido Mediaventures. There is a God in You nos mete de lleno en la épica pura y dura. El motor que impulsa este tema es la cuerda, presentándonos un transfondo dramático e insinuando sutilmente  el nacimiento de una leyenda (especialmente cuando se escuchan los tenues acordes del coro masculino en Perseus, posiblemente el mejor tema de la película). Realmente, el primer tema actúa como un capítulo de apertura a una gran historia, lo que obviamente Djawadi quería inculcar en el espectador. Sin embargo, no todo es tan especial como podría parecer. There is a God in You va degenerando lentamente hasta llegar a Perseus, el cual desciende cada vez más hacia el estilo Zimmer desde un precioso pasaje de cello que imita  extrañamente los temas oscuros de Piratas del Caribe: el cofre del hombre muerto (2006). 
    Gran parte de la partitura es Zimmeriana (cosa que no sorprende), desde las cabriolas de violines y cellos, creando una ola de tensión, hasta los titánicos bramidos de trombones y trompas en una resaca dramática. No es una mal partitura, en sí misma, pero se esperaba algo un poco más imaginativo de Djawadi. Finalmente entra algo en razón en Scorpiox, que cuenta con un impresionante cello eléctrico, al estilo de Apocalyptica, así como el susurro venenoso de una guitarra eléctrica. Si bien es sorprendente, fue un toque curioso para agregar a lo que es esencialmente una película de época. Esto devuelve efecto y es más prominente en You Fall, You Die.
    Es extraño que Djawadi sólo insinúe, pero nunca explore en profundidad, una tematización acorde a lo griego y a lo persa, dada la temática del film. Estos "temillas", más presentes en Argos, realmente hacen cosquillas en la imaginación, porque finalmente son desechados y sustituidos de nuevo por el sonido Mediaventurero.
    En definitiva, lo que llega uno a pensar cada vez más es que parece que en este tipo de películas de acción épica (y gran éxito) prima el sonido Mediaventures. Y si los productores no pueden obtener a Hans Zimmer, se contentan con fichar a alguno de sus discípulos para replicar su estilo. Todos sabemos que la gente como Steve Jablonsky, Trevor Rabin y Ramin Djawadi han desarrollado su propio estilo, pero desde que son  afiliados bien conocidos de Remote Control los productores parecen pensar que la familiaridad, la monotonía y lo seguro de su estilo es mejor que deleitarnos con bandas sonoras que maravillen nuestros oídos en una auténtica aventura musical de calidad, al estilo de los clásicos del Hoollywood de los 50. Mientras todo esto siga así, la calidad musical de las grandes superproducciones irán de mal en peor, aunque guste al gran público. 

ENLACES

The Storm That Brought You To Me: http://www.youtube.com/watch?v=m0RYRYH0jTg

There is a God in You: http://www.youtube.com/watch?v=0hcXTDaSb4Q

Perseus: http://www.youtube.com/watch?v=7xr516Z3mew&feature=related

Scorpiox: http://www.youtube.com/watch?v=x1mChFEL_8E&feature=related

Argos: http://www.youtube.com/watch?v=eMJe5IywrxU&feature=related

domingo, 6 de febrero de 2011

The time traveller's wife (Más allá del tiempo, 2009)

    The time traveller's wife es otra de esas desafortunadas adaptaciones de novelas que no gustan a los fans del libro por lo artificial de la adaptación. Esta película tiene romanticismo puro y duro, una dosis de tragedia y algo de ciencia ficción; una mezcla que, si bien aparentemente no se digiere cómodamente, estando acompañada de la banda sonora de Michael Danna se hace más pastosa y empalagosa, si cabe. Debido a esta mezcla de géneros, no se sabe muy bien qué estilo de banda sonora debía haber primado, pero lo cierto es que el sonido romanticón que le han dado a la historia no pega ni con cola, tanto más cuando el relato no llega a las cotas de romanticismo que en un principio se tenían previstas.
    Mychael Danna es conocido por ser un compositor de BSO dotado de muchos resultados impresionantes en su haber; sin embargo, no lo es tanto por sus BSO románticas. Tal vez la más cercana a este estilo que se ha atrevido a componer es Being Julia (Conociendo a Julia, 2004), una obra  bastante agradable. Pero, en gran medida, sus composiciones son de una naturaleza más especial, desde la étnica y completa  The Nativity Story (Natividad, 2006) a la curiosamente "fluida"  Surf's Up (Locos por el Surf, 2007), entre muchas otras.
    De este modo, escuchar una partitura suya con toques "románticos", para lo cual se requiere poca innovación o sabor étnico, es una sorpresa y una novedad. Es ahí donde comienza el fraude, ya que mientras que uno podría esperar que reluciera su inclinación por esos temas memorables que le hubieran sido muy útiles en The time traveler's wife, en su lugar opta por una BSO más sutil, con un enfoque discreto, dando al conjunto una sensación de incomodidad permanente. 
    Y eso que esta BSO, musicalmente hablando, no es muy mala. La partitura de Danna se basa sólidamente en torno a los sonidos tradicionales de la orquesta (algo fuera de lo común en él), todo muy sobrio y monótono,  aunque hay algunos momentos donde la calidad de la partitura alcanza un nivel significativo. En cambio, durante la mayor parte del tiempo se mantiene un tono suave, contemplativo, incluso en los momentos  más oscuros y terribles, donde el ritmo, en vez de acelerar y mostrar tensión, se queda como pensativo. Ejemplo de ello es  la última parte del tema I never had a Choice
    En su mayor parte, la música es agradable y armónicamente  fluida. Las referencias temáticas son pocas y leves, aunque suelen  actuar como motivos varios toques instrumentales distintos que se producen con regularidad: uno de los motivos es un efecto de ondulación sintética, lo que representa dentro de la película la proximidad ominosa, siempre presente, del viaje en el tiempo accidental. Escuchado muchas veces a lo largo de la historia, este motivo tiene la cualidad de causar una sensación de malestar, incluso hasta suspense.
    Mientras que estos temas y motivos están presentes, sería un error esperar que se presentasen con regularidad e incluso con mucha claridad (al estilo de las grandes bandas sonoras), lo que es una pena dada la belleza inherente (solitaria y trágica) de la partitura. Desgraciadamente, no tenemos aquí el resultado que habría obtenido un compositor que hubiera hecho sus deberes y nos hubiera presentado un tema romántico bien desarrollado.
    Sin embargo, como ya hemos dicho, la partitura alcanza en determinados momentos ciertos grados de calidad, como esos solos de piano de alta gama que ofrecen cascadas de calor ocasionales (en It's a Girl), mientras que una apacible cuerda y una madera brillante hacen una actuación impresionante en Meadow. Tal vez el tema estrella de esta película, el que más calidad ofrece, sea I Don't Feel Alone Anymore, uno de los puntos culminantes de la partitura en el que confluyen todos los aspectos citados anteriormente, más un prodigioso solo de cello y violín. 
    En definitiva, una banda sonora agradable de escuchar en ciertos momentos, atípica en Michael Danna, pero que no posee nada más. Ni diversidad de temas, ni garra, ni feeling con las imágenes que acompaña. Una banda sonora evitable, excepto varios de sus temas.

ENLACES

I never had a Choice: http://www.youtube.com/watch?v=9SF2hgYBYWA

It's a girl: http://www.youtube.com/watch?v=7nM6zUxO6k8&feature=related

Meadow: http://www.youtube.com/watch?v=oUaHqAFC8IQ&feature=related

I Don't Feel Alone Anymore: http://www.youtube.com/watch?v=2w1FbiHgLsM 




lunes, 31 de enero de 2011

Adiós a John Barry

    Robert Redford y Meryl Streep sobrevuelan la sabana del Serengeti en avioneta. Se están enamorando. Entre ellos. De África. De la vida en general. Es uno de los momentos más románticos de la historia del cine. Miles de espectadores han llorado con Memorias de África, de Sydney Pollack, desde su estreno en 1985, y cada vez que se emite en televisión la audiencia se engancha. Es una historia de amor hilvanada a través de una banda sonora que todo el mundo reconoce, que suena en cientos de banquetes de boda en todo el mundo. Una música eterna compuesta por el británico John Barry, que falleció ayer a los 77 años por un ataque al corazón.
    Barry, nació en York (Yorkshire), Gran Bretaña, el 3 de noviembre de 1933. El Jazz influyó en sus primeras composiciones y se refleja perfectamente también en la música interpretada por su primer grupo, The John Barry Seven.
    La familia de Barry siempre ha estado involucrada en el negocio del Cine, pero fue haciendo el servicio militar cuando empezó a dedicarse a la música, después de realizar un curso por correspondencia (con el compositor de Jazz, Bill Russo, como profesor) y trabajar como arreglista para varias de las bandas musicales más sobresalientes de aquel entonces. Fue al formar su propio grupo, The John Barry Seven, cuando conoció al compositor Adam Faith, y junto a él compuso canciones y piezas para varios filmes.
    Estos logros captaron la atención de los productores del filme Agente 007 contra el Dr. No, Albert R. Broccolli y Harry Saltzman, quienes mostraban un disgusto por la partitura escrita por el compositor Monty Norman. Así que despidieron a Norman y encomendaron a Barry la composición del resto de la partitura del filme, aparte de hacerle modificaciones importantes al tema principal compuesto por Norman, lo cual resultaría en la creación del Tema de James Bond.
   Sin embargo, Monty Norman ha sido siempre acreditado como el creador del Tema de James Bond y ha recibido regalías desde 1962. Para Dr. No, como hemos dicho, el tema fue orquestado por Barry, quien posteriormente compondría la música de 11 filmes para la serie de James Bond. Aunque legalmente Norman es reconocido como el creador del Tema de James Bond, la mayoría de los aficionados reconocen a Barry como su verdadero compositor al ser él quien le dio el sonido y la orquestación definitiva. Es curioso que más adelante, en las sucesivas películas, el tema se ha ido modificando notablemente hasta presentarse hoy como una pieza interpretada por orquesta sinfónica, pero el gran público sigue asociándolo con los sonidos jazzísticos del original de Barry.
    Pero este compositor no solo trabajó en la saga del agente secreto británico. Fue normalmente conocido por tener un estilo que se basaba en el extensivo uso de los Instrumentos de viento-metal y en las cuerdas exóticas, a la par de ser un músico innovador: fue de los primeros en utilizar sintetizadores en una partitura fílmica (007 Al servicio de su majestad, 1969). La orquestación de Barry combina la sección de las trompetas con la de las cuerdas creando un sonido fácilmente reconocible. Su música normalmente realza la respuesta del público hacia un filme, como más notablemente se puede ver en Midnight Cowboy (Cowboy de medianoche, 1969), Out of Africa (Memorias de África, 1985), y Dances with Wolves (Bailando con lobos, 1990).
    De 7 candidaturas a los Óscar, ganó 5 estatuillas por Nacida libre (1966), por la que ganó el premio en las categorías de Mejor banda sonora y Mejor canción; El león en invierno (1968); Memorias de África (1985) y Bailando con lobos (1990). Su última banda sonora fue para la cinta de espionaje Enigma (2001), que protagonizó Kate Winslet.
    Con su muerte, se marcha uno de los grandes de la música del cine. Ya no quedan muchos como John Barry, y el séptimo arte es quien más lo va a notar. El futuro es de los compositores Mediaventureros, al otro lado de la definición de BSO que tenía Barry en la mente. Una grán pérdida.

ENLACES:

James Bond Theme: http://www.youtube.com/watch?v=mqU6mEM8RFM

Memorias de África: http://www.youtube.com/watch?v=1dWDarPc1kY

Bailando con Lobos: http://www.youtube.com/watch?v=aeXUymENtiM