lunes, 31 de enero de 2011

Adiós a John Barry

    Robert Redford y Meryl Streep sobrevuelan la sabana del Serengeti en avioneta. Se están enamorando. Entre ellos. De África. De la vida en general. Es uno de los momentos más románticos de la historia del cine. Miles de espectadores han llorado con Memorias de África, de Sydney Pollack, desde su estreno en 1985, y cada vez que se emite en televisión la audiencia se engancha. Es una historia de amor hilvanada a través de una banda sonora que todo el mundo reconoce, que suena en cientos de banquetes de boda en todo el mundo. Una música eterna compuesta por el británico John Barry, que falleció ayer a los 77 años por un ataque al corazón.
    Barry, nació en York (Yorkshire), Gran Bretaña, el 3 de noviembre de 1933. El Jazz influyó en sus primeras composiciones y se refleja perfectamente también en la música interpretada por su primer grupo, The John Barry Seven.
    La familia de Barry siempre ha estado involucrada en el negocio del Cine, pero fue haciendo el servicio militar cuando empezó a dedicarse a la música, después de realizar un curso por correspondencia (con el compositor de Jazz, Bill Russo, como profesor) y trabajar como arreglista para varias de las bandas musicales más sobresalientes de aquel entonces. Fue al formar su propio grupo, The John Barry Seven, cuando conoció al compositor Adam Faith, y junto a él compuso canciones y piezas para varios filmes.
    Estos logros captaron la atención de los productores del filme Agente 007 contra el Dr. No, Albert R. Broccolli y Harry Saltzman, quienes mostraban un disgusto por la partitura escrita por el compositor Monty Norman. Así que despidieron a Norman y encomendaron a Barry la composición del resto de la partitura del filme, aparte de hacerle modificaciones importantes al tema principal compuesto por Norman, lo cual resultaría en la creación del Tema de James Bond.
   Sin embargo, Monty Norman ha sido siempre acreditado como el creador del Tema de James Bond y ha recibido regalías desde 1962. Para Dr. No, como hemos dicho, el tema fue orquestado por Barry, quien posteriormente compondría la música de 11 filmes para la serie de James Bond. Aunque legalmente Norman es reconocido como el creador del Tema de James Bond, la mayoría de los aficionados reconocen a Barry como su verdadero compositor al ser él quien le dio el sonido y la orquestación definitiva. Es curioso que más adelante, en las sucesivas películas, el tema se ha ido modificando notablemente hasta presentarse hoy como una pieza interpretada por orquesta sinfónica, pero el gran público sigue asociándolo con los sonidos jazzísticos del original de Barry.
    Pero este compositor no solo trabajó en la saga del agente secreto británico. Fue normalmente conocido por tener un estilo que se basaba en el extensivo uso de los Instrumentos de viento-metal y en las cuerdas exóticas, a la par de ser un músico innovador: fue de los primeros en utilizar sintetizadores en una partitura fílmica (007 Al servicio de su majestad, 1969). La orquestación de Barry combina la sección de las trompetas con la de las cuerdas creando un sonido fácilmente reconocible. Su música normalmente realza la respuesta del público hacia un filme, como más notablemente se puede ver en Midnight Cowboy (Cowboy de medianoche, 1969), Out of Africa (Memorias de África, 1985), y Dances with Wolves (Bailando con lobos, 1990).
    De 7 candidaturas a los Óscar, ganó 5 estatuillas por Nacida libre (1966), por la que ganó el premio en las categorías de Mejor banda sonora y Mejor canción; El león en invierno (1968); Memorias de África (1985) y Bailando con lobos (1990). Su última banda sonora fue para la cinta de espionaje Enigma (2001), que protagonizó Kate Winslet.
    Con su muerte, se marcha uno de los grandes de la música del cine. Ya no quedan muchos como John Barry, y el séptimo arte es quien más lo va a notar. El futuro es de los compositores Mediaventureros, al otro lado de la definición de BSO que tenía Barry en la mente. Una grán pérdida.

ENLACES:

James Bond Theme: http://www.youtube.com/watch?v=mqU6mEM8RFM

Memorias de África: http://www.youtube.com/watch?v=1dWDarPc1kY

Bailando con Lobos: http://www.youtube.com/watch?v=aeXUymENtiM


domingo, 23 de enero de 2011

The Matrix: Revolutions (2003)

    Parte final de la saga The Matrix, esta Revolutions fue una de las películas más esperadas de los últimos tiempos. Una película que constituía el final donde por fin sabríamos que ocurre con Neo, Morfeo, Trinity y demás humanos en su lucha contra las máquinas. Un final que tampoco pasaría desapercibido para los amantes de la música de cine, pues tras la grata sorpresa que resultó la BSO de Reloaded, todos esperábamos comprobar si Don Davis era capaz de superarse en el cierre de la trilogía. Pero claro, hablar de Revolutions es hablar de media película y por tanto de medio score.
    La sorpresa saltó cuando nos enteramos que las dos secuelas de The Matrix se iban a rodar simultáneamente y a estrenar el mismo año (algo parecido con lo que ocurrió con Regreso al Futuro II y III).  Realmente estamos ante una inmensa película de ciencia-ficción tan larga que se decidió presentarla en dos partes: Reloaded y Revolutions. Por tanto, una no está completa sin la otra, Reloaded introduce a Revolutions, y ésta concluye a aquélla. Y claro, ¿cómo afecta todo esto a la música?. Alguno puede pensar que de ninguna manera. Reloaded tiene sus temas creados para sus escenas, para su historia, y Revolutions tendrá los suyos correspondientes. ¡Pues no!. Davis, al componer la música de Reloaded, creó nuevos temas y desarrolló otros heredados de su partitura para The Matrix. Depuró y suavizó lo que ya conocemos como el sonido Matrix, pero sin perder la esencia del mismo, esos sonidos metálicos y artificiales, como la mismísima realidad virtual de Matrix. Y por tanto, esta evolución de la música mostrada en Reloaded terminó de madurar y hacerse patente en Revolutions. El tercer score de la saga bebe de sus dos predecesores, coge todo lo anterior y lo termina por depurar, de forma que podemos disfrutar de un producto final que ha pasado por un largo proceso de elaboración y refinamiento.
    Ni qué decir tiene que la exitosa asociación Davis-Juno Reactor volvió a pisar fuerte otra vez, y es que sucede que la Alianza nos ha dejado varios de los mejores temas de la saga.
    Como Davis siempre hizo anteriormente al introducir las dos primeras partes, Revolutions comienza con un tema que va subiendo de volumen poco a poco, formando ese característico sonido metálico y artificial de la música para toda la saga. Son, cómo no, los ya conocidos Main Titles propios de la saga, donde la música pretende poner un sello de fácil reconocimiento, algo así como la famosa fanfarria de John Williams para el comienzo de cada episodio de Star Wars. Acto seguido la pieza se acelera, la pantalla se llena del código fuente de Matrix y después se asiste a una serie de imágenes rápidas, como si de un túnel de luz se tratara, con la orquesta a pleno rendimiento, ofreciendo una música violenta y rápida, como las imágenes. Asistimos a cómo las letras verdes forman edificios y éstos ciudades, para terminar relajándose la pista justo cuando se nos muestra en pantalla un monitor de la nave donde viajan los protagonistas.
    En The Trainman Cometh, en referencia al personaje del Ferroviario, el tema empieza con una música simple y tranquila, que nos muestra a un Neo desorientado en una estación de metro, donde va a descubrir la humanidad de las máquinas. En esta parte de la pista destaca el acompañamiento del arpa, que da un aire de serenidad y, justo al final de esta escena, escuchamos por primera vez el maravilloso Love Theme que surge al recordar Neo su amor con Trinity, un tema que ya había insinuado Davis anteriormente. Pero, a partir de ahí, la música cambia completamente. Vuelve ese sonido metálico y nos encontramos con notas rápidas, donde el papel central lo juegan las percusiones dando sensación de velocidad, pues lo que vemos en pantalla es a Trinity, Seraph y Morfeo corriendo tras el Ferroviario. En este tema se nos muestra de nuevo la colaboración de Davis con Juno Reactor, donde la labor del último se hace oatente en el tramo final de la misma. 
    The Road to Sourceville. El principio de este tema es precioso. Tras un pequeño momento coral, en el que Neo visualiza cuál será su camino a seguir como Elegido, Don Davis nos ofrece un breve pero intenso tema con instrumentos de cuerda que marcan el paso del tren frente a Neo para terminar derivando en el tema de amor de éste y Trinity cuando ambos se abrazan. Éste es uno de los mejores momentos de la BSO. La pista termina con la música que suena cuando van en el coche de camino a ver al Oráculo, lo cual supone un pequeño guiño a la primera parte de The Matrix, donde existe una escena muy parecida visual y musicalmente.
    Tras varios temas de acción muy potentes, donde queda claramente establecido el sonido Matrix, llegamos a Trinity Definitely, donde asistimos a la muerte de la heroína de la saga, una escena con una fuerte carga dramática que podemos ver claramente en el estilo de la música. La única pieza de toda la saga donde Davis muestra su lado más melancólico y triste, con una interpretación del precioso tema de amor con un ritmo pausado, donde los instrumentos de cuerda vuelven a ser los protagonistas y el resto de la orquesta prácticamente permanece en silencio, como si después de todo ese espectáculo al que hemos asistido, guardase respeto a un momento trágico en la saga. Si al final de Reloaded Davis nos sorprendió haciendo un uso del tema de amor de manera grandilocuente, con el uso de toda la orquesta y coros, aquí nos vuelve a sorprender interpretando este tema de forma triste, pero maravillosa. 
    Poco después aparece el tema por excelencia de la película:  Neodämmerung. A lo largo de la saga Matrix, hemos asistido a múltiples enfrentamientos entre Neo y Smith, y el final de la saga iba a estar unido a una nueva batalla entre estos personajes. Pero en este caso, Neo y sus superpoderes como Elegido van a tener en frente no a un villano cualquiera, sino a Smith convertido en supervillano tras infectar al Oráculo. La cosa promete, y la música no podía ser menos. Ante esta presentación, Davis sabía que tenía que componer algo al mismo nivel que el fabuloso clímax final de la trilogía. Y así lo ha hecho. Neodämmerung supone una pieza musical altamente compleja, donde los coros tienen un papel básico dándole ese tono de grandiosidad que tanto pedía esta lucha de titanes. Unos coros que podemos disfrutar en Sánscrito, una lengua indoirania antigua (en la que se compusieron los textos sagrados del brahmanismo indio), en relación a los personajes indios de la película, y a la figura de Buda y el Karma. Un gran detalle por parte del compositor y que incide aún más en el mensaje religioso de la película. Pero sobre todo, en Neodämmerung podemos encontrar la definición de la música de cine, esas notas musicales que acompañan a la imagen potenciando y explicando su mensaje. Esto es lo que hace Davis. Escuchar Neodämmerung es como visualizar la escena, como si la música te susurrase al oído qué está ocurriendo en la pantalla. Un tema que funciona tan bien dentro de la película como fuera de la misma, donde su escucha aislada es una auténtica gozada.
    En definitiva, resulta digna de reconocimiento la gran labor que ha desempeñado Don Davis al componer el score para esta saga de ciencia-ficción, una de las más importantes de la historia del cine. Ha sabido crear un sonido Matrix fácilmente reconocible y muy apropiado a las imágenes. Y es que Davis ha conseguido, sobre todo con Reloaded y Revolutions, componer una música expresiva y funcional con la película, pero cuya escucha aislada proporciona una experiencia altamente satisfactoria. Asistimos al final de la saga, con una impresionante pelea cuerpo a cuerpo entre Neo y Smith, ambos con enormes poderes en Matrix, y un desenlace no tan cerrado como algunos les gustaría pero coherente con lo que se ha mostrado en esta  trilogía de ciencia ficción. Una paz entre hombre y máquinas, un Mesías que entrega su vida para conseguirlo, un cambio que ha supuesto grandes sacrificios, pero sobre todo un nuevo camino lleno de esperanza para los hombres. Y es justo desde la escena de la muerte de Trinity donde Davis nos ofrece lo mejor de este score: la tristeza con la que interpreta el tema de amor que acompaña a Neo y Trinity durante el fallecimiento de ésta y la pista Neodämmerung que ensalza la súper-pelea de los dos dioses de Matrix.

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martes, 18 de enero de 2011

The Matrix: Reloaded (2003)

    Continuamos analizando la saga de The Matrix con esta segunda parte de la misma, Reloaded.
    Desde el principio, salvo la gente en los estudios Warner, pocos pudieron entender lo que los hermanos Wachowski pretendían filmar. Auguraban un rotundo fracaso ante la complejidad y extrañeza del argumento, pero, sin embargo, tras el estreno de The Matrix, las tornas cambiaron. La película de los hermanos Wachowski, con Keanu Reeves, Lauren Fishburne y Carrie-Anne Moss como protagonistas, se ha convertido en el más reciente caso de ese fenómeno que se suele llamar cine de culto. Dejando aparte el calado social en los jóvenes, resulta inevitable alabar la técnica cinematográfica de la primera parte de esta saga cibernética. Una nueva estética y una nueva forma de filmar la acción (con cambios constantes de velocidad, giros de más de 360 grados y tomas desde el ángulo más inesperado) fueron acompañadas por una reflexión de sobra conocida en el mundo del cine y la filosofía (la vida es sueño) y explotada de una forma original.  
     El listón estaba muy alto, y ya sin contar con el factor sorpresa de la primera película, los hermanos Wachowski y el resto de participantes en Reloaded se partieron el pecho (y el cráneo) para intentar repetir impacto. Sin embargo, mientras que la primera parte de esta trilogía contó con el beneplácito de la mayoría del público, Reloaded y Revolutions no tuvieron tanto éxito, ni con el público ni con la crítica, aunque no dejan de ser dos estupendas cintas de acción que completan una trilogía magnífica.
    Quien no defraudó fue Don Davis, compositor al que se volvió a pedir que compusiera la música para la nueva parte de la saga, dados los buenos resultados que se obtuvieron en The Matrix, aunque no estuvo solo. Colaboró con Ben Watkins (Juno Reactor) así como con Rob Dougan, quien compuso otro tema él solito. 
    Para esta ocasión, Davis no solamente reutiliza algunos motivos, sino que se lanza a la composición de temas nuevos como si de una nueva película se tratase, sin que nada tuviera que ver con su antecesora. El estilo Matrix que adopta para esta película recuerda un poco, pero algo, a parte de los temas oscuros de Jurassic Park o de Star Wars de John Williams. Y da la casualidad de que, entre The Matrix (1999) y Reloaded (2003), Davis compuso la música para Jurassic Park III (2001) utilizando muchos scores de Williams y adaptando su estilo al del último.
    Reloaded comienza como su antecesora. En Main Titles, nada más comenzar a escuchar el tema sabemos ante lo que estamos. Escuchamos ese zumbido orquestal característico de Matrix, basado sobre todo en el viento metal. Acto seguido nos sumergimos en una nube de lluvia del código de Matrix, con una gran sensación de velocidad. El tema termina cuando vemos el reloj en la sala de seguridad de los guardias. Es indudable que Don Davis elaboró una score muy descriptiva para esta película, más descriptiva incluso que para The Matrix, y el siguiente tema que aparece, Trinity Dream, es un claro ejemplo de ello. La música es rápida durante la acción, apareciendo el zumbido orquestal cuando algunas acciones se filman a cámara lenta, con rápidos contrastes de velocidad en la música que se corresponden con las imágenes. La cuerda nos saca de nuestras casillas con sus rápidos movimientos en el transfondo del tema mientras que los lamentos angustiosos del metal nos ponen la carne de gallina, con acordes de una sonoridad espeluznante y golpes y chasquidos alrededor. El tema termina bruscamente al despertar Neo con el impacto de la bala en el corazón de Trinity y con ésta estampándose contra un coche.  
    Como hemos dicho antes, Don Davis no trabajó solo en esta película. Y, la verdad, es que la colaboración con  Juno Reactor resultó perfecta. Éste último nos ofrece en Tea House, cuando Neo lucha con el guardián del Oráculo, un tema que es un homenaje a la película Crouching Tiger: Hidden Dragon. Varias personas que trabajaron en la película tienen su parte en este tema breve, como la pelea, con mucho sabor oriental gracias a los tambores taiko que se utilizan. Pero es en Mona Lisa Overdrive donde Juno Reactor nos brinda su excelencia. Es un tema que llama la atención, el tema de la película, podríamos decir. Se empieza a escuchar desde que Trinity, Morfeo y el  hacedor de llaves salen del garaje. Hay que decir que Don Davis también metió su mano en este tema, y el resultado es sobresaliente, sobre todo cuando la música es vista con las imágenes. Se trata de un tema formado por pequeños mini-temas que se van entrelazando: uno remarca la tensión y tenacidad en la persecución y prácticamente no cesa en toda la pista, otro da más énfasis en velocidad, otro (con el coro) ensalza los logros o avances en la escapada, y todo esto sin tener miedo a que la orquesta o el coro lleven el timón de la música en distintos momentos: con Morfeo haciendo de samurai, o ante la pelea con el agente Thompson sobre el camión. Sonido Matrix puro y duro.
    El resto de temas que se pueden escuchar en el film, aunque poseen la misma calidad, no destacan tanto. De hecho, algunos reutilizan motivos de los que hemos citado, que podríamos calificar como temas principales. Quizá entre los primeros quepa destacar el tema para la muerte del creador de llaves y la entrada de Neo por la puerta luminosa, un tema místico e inusual... que rápidamente se funde con la llegada a la sala del arquitecto, terminando este subtema. También se destaca Rescue and Resurrection, que soporta la marcha de Trinity para salvar al grupo. Es una música al principio muy rápida, acompañando las escenas de tensión tras la destrucción de una de las naves, con la cuerda llevando la tensión. Después se trata de una música descriptiva para las peleas con los polis, los de seguridad y los agentes. Don Davis lleva muy bien un tema con muchos contrastes.  
    En definitiva,  esta BSO es excelente y tremendamente innovadora con respecto a su antecesora. Don Davis va a más con esta score, y la colaboración con Ben Watkins (Juno Reactor) nos deja dos auténticos temazos, sobre todo el Mona Lisa Overdrive. La única pega que se la puede poner es que resulta demasiado descriptiva, alejándose por ello de la comprensión del Gran Público.    

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jueves, 13 de enero de 2011

The Matrix (1999)

    Revolucionaria en todos los aspectos, The Matrix causó una honda impresión en su época (y sigue causándola actualmente). Algunos medios de comunicación, en su día, la definieron como la Biblia digital, lo cual da una imagen bastante concreta de la película. Se podría decir que es el eterno ejemplo de la caverna de Platón llevado al cine de ciencia ficción con la manida y habitual base de una futura guerra hombre-máquina. Además, The Matrix se muestra marcadamente influenciada por el anime de 1995 Ghost in the Shell; un manga llevado al cine de la mano de Mamoru Oshii en 1995 y 2004 (Ghost in the Shell 2: Innocence). Todo ello es el caldo de cultivo perfecto para hacer de este film uno de los éxitos más rotundos de la historia del cine. De hecho, esta película apenas ha tardado en convertirse en todo un clásico de la ciencia-ficción. Partiendo de una simple pregunta, "¿qué es Matrix?", los directores Andy y Larry Wachowski introducen al espectador en una historia sobrecogedora, intensa, compleja y llena de acción. Una película con una marcada y peculiar estética, heredera directa del Manga japonés, con una fotografía marcada por el color verde del código de Matrix, unos efectos visuales revolucionaros en su época (ganadores del OSCAR, al que acompañan otras tres estatuillas por sonido, efectos de sonido y montaje) y una banda sonora a la altura de las circunstancias, aunque algo inferior al film. No obstante, no deja de ser uno de los muchos ingredientes imprescindibles para la calidad final de la obra.   
    Don Davis nació en Anaheim, California. Mostró especial interés en la música desde muy temprano, aprendiendo a tocar la trompeta con 9 años y escribiendo piezas cortas con 12. En las primeras etapas de su vida, empezó a interesarse principalmente en géneros como el jazz y el rock. Después de graduarse en el instituto, Davis se matriculó en la Universidad de California, Los Ángeles (más conocida como UCLA), ubicada en la ciudad de Los Ángeles, especializándose en teoría musical y composición al tiempo que ejercía de trompetista en bandas de jazz universitarias, así como en diversas orquestas. Continuó sus estudios de composición musical con el profesor Henri Lazarof. Además, aprendió dirección de orquesta de la mano de Albert Harris. Durante el aprendizaje con Harris, éste le presentó al compositor Joe Harnell, el cual apoyó a Davis durante la búsqueda de su primer trabajo. Su debut como profesional fue en Hart to Hart, una serie de televisión basada en la película de 1930, The Thin Man. También trabajó como compositor junto a Michael Kamen en la película La Jungla 2: Alerta roja. Otros trabajos de Davis incluían títulos tan sobresalientes como House on Haunted Hill (1999) y Universal Soldier: The Return (1999). 
    Sin duda, Davis es un compositor con una buena formación y gran experiencia, que sabe manejar a la perfección una gran orquesta sin renunciar a sonidos y melodías de estilo moderno. También debemos destacar su capacidad para fusionar su estilo con otros tan distintos, tal y como ha demostrado en Matrix Reloaded y Matrix Revolutions, colaborando con Juno Reactor, mezclando los ritmos electrónicos de éste con su sonido orquestal. Pero una habilidad que destaca sobre las demás es la excepcional capacidad que posee para captar la esencia de una película, su mensaje, su entorno, y representarlo musicalmente. Y, cómo no, el mejor ejemplo de tal habilidad lo encontramos en su partitura para The Matrix, donde la música creada por Davis define a la perfección el entorno de un mundo virtual, mecanizado, programado y artificial a través de sonidos metálicos y distorsionados. Resulta fascinante comprobar cómo Davis ha creado un "sonido Matrix", perfectamente identificable con esta saga y, sin duda, el más apropiado para la historia. 
    La banda sonora se se abre con el corte Main Title/Trinity Infinity, donde ya desde el principio nos podemos hacer una idea clara de ese "sonido Matrix", abriendo la película con una melodía que además se repetirá en el mismo sentido al inicio de las secuelas. Digamos que Davis ofrece de esta forma una sello propio de carácter musical que haga que el espectador se sitúe rápidamente y sepa que lo que tiene delante es Matrix. A lo largo de este primer corte vamos a poder disfrutar del primer gran tema de acción, que acompaña a Trinity en su huida de los agentes sobre los tejados de varios edificios. Este tema se caracteriza por contundentes golpes de orquesta para marcar los fuertes pasos de Trinity en su carrera, alternado con melodías de estilo frenético que imprimen velocidad y tensión a la secuencia.
    En Unable to Speak asistimos a una música que se puede traducir en una sola palabra: agobio. En pantalla vemos cómo los agentes sellan la boca de Neo literalmente, mientras aprovechan para insertarle una pequeña máquina que sirva de rastreador. La situación de Neo, sin poder hablar y viendo cómo una máquina se le cuela por el ombligo, es expresado por la música con toda precisión, con un estilo completamente alocado, rápido y sin sentido, que genera una sensación de agobio y desconcierto perfecta para la escena.
    También Davis compuso una música de estilo más grandilocuente, apoyada en coros, para acompañar a Neo en su despertar dentro de The Power Plant. La magnitud del escenario y de la revelación para Neo es potenciada por esta música de estilo tan poderoso. De nuevo podremos disfrutar de temas frenéticos para acompañar a Neo en su descenso por la madriguera del conejo.
    Una vez Neo se encuentra en el mundo real y empieza su adaptación al nuevo medio, la música le sigue con un tono mucho más pausado, con un acompañamiento vocal que transmite paz y serenidad. Tras el tremendo shock que supone para Neo todo el proceso de salida de Matrix, con esta música se toma un descanso y un periodo de recuperación. El tema que recoge esta música es Welcome to the Real World.
    Aparte de otros temas menos sobresalientes, Ontological Shock contiene el que es el momento de The Matrix. Nos referimos a una poderosa pieza que va cobrando fuerza poco a poco mientras Morfeo intenta romper sus esposas. Sin duda, el efecto creado es que es la propia música la que imprime esa fuerza, dotando a la escena de un carácter épico realmente sobrecogedor. La pieza continúa una vez más con melodías frenéticas para acompañar a la caída del helicóptero donde van los protagonistas, creando un efecto en el espectador de vértigo, riesgo y descontrol perfecto para la escena. Por último, destacar en este corte que Davis aprovecha para mostrar muy brevemente el bello tema de amor de Neo y Trinity (que después desarrollará en las secuelas), justo cuando Neo rescata a Trinity.
    En definitiva, debemos destacar la magnífica labor que ha realizado Davis para esta obra maestra del séptimo arte, donde la música se adapta a la perfección a las imágenes y donde ha sido capaz de crear un sonido característico y peculiar que es fiel reflejo del significado de The Matrix... y ésa es una tarea nada fácil. Resulta curioso que siendo esto así, no gozan estos scores de la popularidad de otros trabajos hechos para sagas de ciencia ficción como Star Wars, Star Trek o Regreso al Futuro, pero no por falta de calidad, sino porque la música no contiene un estilo que sea tan fácil de asimilar por el público.

ENLACES:

Main Title/Trinity Infinity: http://www.youtube.com/watch?v=wA1v207xlOw





viernes, 7 de enero de 2011

The Thin Red Line (La Delgada Línea Roja, 1998)

    The Thin Red Line es una de esas deafortunadas adaptaciones de novelas a la gran pantalla que desilusionan a los lectores de la obra en papel. Muchos son los films que han defraudado a los lectores por no profundizar en la historia de la novela, por no presentar convenientemente a los personajes o por acortar excesivamente escenas importantes en el relato literario. Bien, pues esta película se lleva la palma, ya que presenta un ejemplo de cada cosa. Un desastre de adaptación, para ser sinceros, aderezada con una de las mejores bandas sonoras que ha compuesto el omnipresente Hans Zimmer. Eso, y no otra cosa, es lo que la salvó en muchos círculos críticos. Tal vez Zimmer no pareciera el mejor compositor a simple vista, de todos modos, vistos los resultados, no cabe duda de que fue la mejor elección. Realizó un trabajo inconmensurable, del que, por cierto, quedaron horas y horas en la sala de montaje (recordemos que, en festivales, la película se estrenó con una duración de seis horas). La fuerza con que caracteriza a determinadas escenas y la manera magistral en que se funden música e imágenes convierten a esta composición en una de las mejores de Zimmer, si no la mejor, y en un perfecto ejemplo de lo que debe ser una banda sonora.
    Zimmer nació en Francfort, Alemania, en 1952. De pequeño recibió clases de piano, más tarde se trasladó a Londres, entrando en el mundo de la música durante una larga colaboración con su mentor Stanley Myers. A comienzos de los ochenta se sumergió en el mundo del synthpop y new wave, formando The Camera Club con Bruce Woolley (de The Buggles) y Thomas Dolby, y después, Helden, al lado de Warren Cann, baterista de Ultravox, y Zaine Griff. Cabe destacar que acompañó al grupo Mecano en un concierto celebrado en Segovia en 1984. En 1986 realizó su primer trabajo autónomo en Vardo, aunque siguió colaborando con Myers hasta 1988.
    Por esas mismas fechas compuso la banda sonora de Rain Man, del director Barry Levinson. Con esto, el mundo cinematográfico fijó su atención en el entonces joven compositor, autor de melodías muy rítmicas, con temas muy identificativos y totalmente acoplables a una película. Tras el éxito de Rain Man, Hans Zimmer se integró de lleno en Hollywood y realizó dos trabajos muy importantes: Black Rain y Driving Miss Daisy, junto a otros de películas más comerciales pero con su sello inconfundible, como Days of thunder. Sin embargo, no fue hasta 1994 cuando ganó el OSCAR a la mejor banda sonora por su trabajo en The Lion King (El Rey León), de la Walt Disney, consagrándose así como uno de los mejores compositores de Hollywood. A partir de ahí, su carrera terminó de despegar: Prince of Egypt (El príncipe de Egipto, 1998),  Gladiador (Gladiator, 1999), por la que ganó otro OSCAR, The Last Samurai (El Último Samurái, 2000) y las tres películas de Pirates of the Caribbean (Piratas del Caribe), éstas con la colaboración de su alumno Klaus Badelt, figuran en su haber, entre muchas otras.
    Con respecto a The Thin Red Line, no hemos de tener la menor duda de que nos encontramos ante una de las mejores bandas sonoras de los últimos años. Calificarla de obra maestra puede que sea precipitado, pero ahí está el hecho de que, siendo tan reciente, ya ha sido imitada en más de una ocasión, tanto por el mismo Zimmer (en Pearl Harbor, 2001), como por otros compositores (podemos, por ejemplo, escuchar el corte 3 de Magnolia (1999), compuesta por Jon Brion, prácticamente un calco del tema Journey to the line. Además, esta obra magistral de Zimmer ha sido utilizada en multitud de trailers y montajes televisivos.
    Si algo caracteriza a esta composición es la manera como llega a convertirse en un personaje más del film, transformándose en un narrador, pero en ningún momento convirtiéndose en protagonista. Nunca va la música aparte de las imágenes, demostrando una compenetración perfecta. Para empezar, no podemos distinguir una melodía principal, aunque sí podamos identificar un par de temas que suenan más de una vez con alguna variación. Tampoco podemos decir que sea una música que, en sí, sea de una gran fuerza, con alguna o ninguna fanfarria ni ningún tema típicamente de acción. Lo que escuchamos es una composición que únicamente transmite sentimientos. Y lo hace a la perfección. Podemos percibir en cada momento qué nos están transmitiendo las imágenes a las que acompaña cada pieza, aunque en ese momento no las estemos viendo. Podemos entender qué es la soledad de cada personaje, cómo es en su interior, sólo con escuchar cada tema.   
    Desde la introducción, The Coral Atoll, sabemos que de lo que hablará el film es de personas, no de guerras. Habla de batallas personales, de cómo un ser humano llega o no a comprender a lo que se enfrenta en una guerra. Soledad e incomprensión es lo que sentimos desde este primer momento. Este tema no cuenta prácticamente con una melodía reconocible, son largos sonidos graves de cuerdas marcando un ritmo por encima de alguna percusión, que nos va sumiendo en ese desencanto. Sonidos mezclados, graves que sustituyen a algunas notas sueltas más agudas, que nos recuerdan cómo empieza el filme, contraponiendo la bestialidad de un destructor ante la paz de las islas de la Melanesia.
    Otro tema destacable es The Lagoon, el cual comienza con un canto desgarrador, para írsele sumando luego cuerdas y vientos, en tonos agudos pero tremendamente nostálgicos. El ritmo va creciendo, y con él, el número de instrumentos, para acabarse apagando y unirse al fascinante tema Journey To The Line. Para quien haya visto este filme, se corresponde tal cual con la escena en que atacan un poblado japonés, aunque es usado en más ocasiones con alguna variación. La escena es una de las de más fuerza de la película, y la pieza musical que la acompaña y describe es una de las mejores de los últimos tiempos. Con un ritmo de reloj sonando de fondo y unos sonidos graves y largos apareciendo de la nada, va cobrando una fuerza que ya quisieran para sí muchas conocidas fanfarrias. Se compone de sonidos largos, que empiezan siendo graves, para acabarse fundiendo diversos ritmos, marcados por otros agudos y superpuestos. Al llegar al punto de más fuerza, esto acaba de golpe, para volver al principio de la pieza, a esa tristeza y soledad que caracteriza toda la composición.
    Stone in My Heart es otro de los temas destacables. De nuevo, al arpa se le suman cuerdas y vientos, ahora con unos ritmos repetitivos y rápidos. Por encima suena una melodía que escuchamos en más ocasiones, pero esta vez de forma rápida y algo optimista. Sigue la misma estructura que Journey To The Line, va subiendo hasta un punto en que de golpe se detiene y vuelve al principio.
    Por último, Silence es el último tema instrumental compuesto por Zimmer para esta película. Resumen de los sonidos del film, con tono más alegre, pero siempre cargado de ese profundo pesar de corazón que transmite toda la composición. Recuerda al que más tarde compondría para Pearl Harbor.  
    En definitiva, estamos ante una de las mejores bandas sonoras que ha compuesto el omnipresente Zimmer, además de ser una de las más oscuras. Imprescindible bso que debería situarse dentro del top ten de todo buen aficionado a la música de cine.
 
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