lunes, 11 de octubre de 2010

Alejandro Magno (2005)

Para comenzar este Blog, Vamos a empezar por analizar la banda sonora de una de mis películas favoritas, Alejandro Magno.
Para poner música a la historia del legendario rey macedonio, se eligió a Vangelis, un ilustre compositor griego que ya había destacado con bandas sonoras de la talla de "Carros de fuego", "Blade Runner" o "1492: La conquista del Paraíso", pero que en aquellos momentos se había venido a menos. Su música siempre había estado caracterizada por el uso de sintetizadores y, ocasionalmente, instrumentos acústicos para crear atmósferas de sonido envolvente, en un tono generalmente grandioso y solemne. Sin embargo, la elección de Oliver Stone no estaba exenta de riesgos, sobre todo después de que Vangelis estuviera apartado del mainstream hollywoodiense durante doce años. Además, tratándose de Stone, todo apuntaba a que el elegido podría ser John Williams, con quien ya trabajó en Nacido el 4 de julio, JFK y Nixon. Pero no, prefirió tener en cuenta la conexión cultural y geográfica del compositor con el macedonio, y los resultados no han sido del todo satisfactorios. Evangelos Papathanassiou, nombre real del compositor, ha respondido al reto con una obra que, si bien es tremendamente apasionada y brillante por momentos, no resulta original dentro de su ya dilatada trayectoria.

Como ya hiciera en 1492, Vangelis lleva a cabo su habitual fusión de recursos musicales (básicamente sintetizadores, coros y orquesta clásica) en dos grandes bloques temáticos y, por tanto, formales y estilísticos. El primero, de corte más intimista y exótico, describe la infancia y adolescencia del conquistador, así como su travesía por la India y el antiguo Imperio Persa. Para ello recurre a una serie de melodías muy sencillas, casi minimalistas, realizadas con instrumentación étnica, que aportan cierta carga lírica y mágica al conjunto. Se trata de paisajes sonoros atmosféricos y cargados de erotismo explícito, de clara inspiración oriental, como "Roxane´s Dance", "Gardens of Delight" o el delicioso "Roxane´s Veil", que introduce el desasosegante tema de amor. A esta parte corresponden también otros cortes de estilo new age, como el inicial "Introduction", "One Morning at Pella" o "Inmortality", cuyas sonoridades recuerdan los laberintos sordos de Blade Runner. Con todo esto vemos que Vangelis flaquea a la hora de abandonar la sombra de su glorioso pasado. De hecho, "Roxane´s Veil" había aparecido anteriormente en un álbum de Vanessa Mae , cuyo violín interpreta la melodía principal.

En contraste, el segundo bloque musical emplea la fuerza de los sintetizadores y los coros masculinos, combinados con la orquesta tradicional, y en concreto con la sección de percusión, para acompañar la batalla de Gaugamela, donde Alejandro venció a Darío III, todopoderoso señor de Persia, y la del río Hidaspes, en la que derrotó al rey Poros tras una contienda sangrienta. En esta parte encontramos el  tema central, deudor del superventas "Conquest of the Paraside", pero eficazmente maquillado con un aire algo más marcial y glorioso. "Titans" es un tema de corte épico que, sin embargo, no llega a sobresalir. Las rotundas "The Drums of Gaugamela", "The Charge" y "Across the Mountains" se quedan en eso, "rotundas", ya que por sí solas son dos piezas de gran calidad pero que en el film no convencen, ya que no tienen ni la aspereza ni el aire marcial necesarios para sorprender al espectador, a pesar de contar con el sonido  de enérgicos coros. En este sentido, se advierten ciertos ecos del último Zimmer (Gladiator, The Last Samurai y King Arthur), pero sin llegar al nivel de la copia descarada que perpetró James Horner en la inefable Troya. Algo inexplicable después de escuchar la sublime banda sonora rechazada de Gabriel Yared.

En resumen, a mí me parece que la elección de Vangelis fue desacertada, y que, a pesar de la calidad musical que exhibe, su música no era apta para un film tan espectacular como es el de Alejandro Magno. Vangelis vuelve a caer en sus excesos habituales (tendencia al exhibicionismo y clara concepción comercial del tema principal, más que su adecuación al film), y no es un compositor al que se le dé bien ambientar batallas con música poderosa y áspera que nos meta de lleno en el combate. Para mí, la elección perfecta hubiera sido Hans Zimmer, compositor que sabe mezclar a la perfección el romanticismo con el áspero ambiente del combate.

En definitiva, Alejandro Magno es una Banda Sonora que es agradable escuchar separada del film, pero que en conjunto con este desmerece la gran factura del segundo.

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