domingo, 23 de enero de 2011

The Matrix: Revolutions (2003)

    Parte final de la saga The Matrix, esta Revolutions fue una de las películas más esperadas de los últimos tiempos. Una película que constituía el final donde por fin sabríamos que ocurre con Neo, Morfeo, Trinity y demás humanos en su lucha contra las máquinas. Un final que tampoco pasaría desapercibido para los amantes de la música de cine, pues tras la grata sorpresa que resultó la BSO de Reloaded, todos esperábamos comprobar si Don Davis era capaz de superarse en el cierre de la trilogía. Pero claro, hablar de Revolutions es hablar de media película y por tanto de medio score.
    La sorpresa saltó cuando nos enteramos que las dos secuelas de The Matrix se iban a rodar simultáneamente y a estrenar el mismo año (algo parecido con lo que ocurrió con Regreso al Futuro II y III).  Realmente estamos ante una inmensa película de ciencia-ficción tan larga que se decidió presentarla en dos partes: Reloaded y Revolutions. Por tanto, una no está completa sin la otra, Reloaded introduce a Revolutions, y ésta concluye a aquélla. Y claro, ¿cómo afecta todo esto a la música?. Alguno puede pensar que de ninguna manera. Reloaded tiene sus temas creados para sus escenas, para su historia, y Revolutions tendrá los suyos correspondientes. ¡Pues no!. Davis, al componer la música de Reloaded, creó nuevos temas y desarrolló otros heredados de su partitura para The Matrix. Depuró y suavizó lo que ya conocemos como el sonido Matrix, pero sin perder la esencia del mismo, esos sonidos metálicos y artificiales, como la mismísima realidad virtual de Matrix. Y por tanto, esta evolución de la música mostrada en Reloaded terminó de madurar y hacerse patente en Revolutions. El tercer score de la saga bebe de sus dos predecesores, coge todo lo anterior y lo termina por depurar, de forma que podemos disfrutar de un producto final que ha pasado por un largo proceso de elaboración y refinamiento.
    Ni qué decir tiene que la exitosa asociación Davis-Juno Reactor volvió a pisar fuerte otra vez, y es que sucede que la Alianza nos ha dejado varios de los mejores temas de la saga.
    Como Davis siempre hizo anteriormente al introducir las dos primeras partes, Revolutions comienza con un tema que va subiendo de volumen poco a poco, formando ese característico sonido metálico y artificial de la música para toda la saga. Son, cómo no, los ya conocidos Main Titles propios de la saga, donde la música pretende poner un sello de fácil reconocimiento, algo así como la famosa fanfarria de John Williams para el comienzo de cada episodio de Star Wars. Acto seguido la pieza se acelera, la pantalla se llena del código fuente de Matrix y después se asiste a una serie de imágenes rápidas, como si de un túnel de luz se tratara, con la orquesta a pleno rendimiento, ofreciendo una música violenta y rápida, como las imágenes. Asistimos a cómo las letras verdes forman edificios y éstos ciudades, para terminar relajándose la pista justo cuando se nos muestra en pantalla un monitor de la nave donde viajan los protagonistas.
    En The Trainman Cometh, en referencia al personaje del Ferroviario, el tema empieza con una música simple y tranquila, que nos muestra a un Neo desorientado en una estación de metro, donde va a descubrir la humanidad de las máquinas. En esta parte de la pista destaca el acompañamiento del arpa, que da un aire de serenidad y, justo al final de esta escena, escuchamos por primera vez el maravilloso Love Theme que surge al recordar Neo su amor con Trinity, un tema que ya había insinuado Davis anteriormente. Pero, a partir de ahí, la música cambia completamente. Vuelve ese sonido metálico y nos encontramos con notas rápidas, donde el papel central lo juegan las percusiones dando sensación de velocidad, pues lo que vemos en pantalla es a Trinity, Seraph y Morfeo corriendo tras el Ferroviario. En este tema se nos muestra de nuevo la colaboración de Davis con Juno Reactor, donde la labor del último se hace oatente en el tramo final de la misma. 
    The Road to Sourceville. El principio de este tema es precioso. Tras un pequeño momento coral, en el que Neo visualiza cuál será su camino a seguir como Elegido, Don Davis nos ofrece un breve pero intenso tema con instrumentos de cuerda que marcan el paso del tren frente a Neo para terminar derivando en el tema de amor de éste y Trinity cuando ambos se abrazan. Éste es uno de los mejores momentos de la BSO. La pista termina con la música que suena cuando van en el coche de camino a ver al Oráculo, lo cual supone un pequeño guiño a la primera parte de The Matrix, donde existe una escena muy parecida visual y musicalmente.
    Tras varios temas de acción muy potentes, donde queda claramente establecido el sonido Matrix, llegamos a Trinity Definitely, donde asistimos a la muerte de la heroína de la saga, una escena con una fuerte carga dramática que podemos ver claramente en el estilo de la música. La única pieza de toda la saga donde Davis muestra su lado más melancólico y triste, con una interpretación del precioso tema de amor con un ritmo pausado, donde los instrumentos de cuerda vuelven a ser los protagonistas y el resto de la orquesta prácticamente permanece en silencio, como si después de todo ese espectáculo al que hemos asistido, guardase respeto a un momento trágico en la saga. Si al final de Reloaded Davis nos sorprendió haciendo un uso del tema de amor de manera grandilocuente, con el uso de toda la orquesta y coros, aquí nos vuelve a sorprender interpretando este tema de forma triste, pero maravillosa. 
    Poco después aparece el tema por excelencia de la película:  Neodämmerung. A lo largo de la saga Matrix, hemos asistido a múltiples enfrentamientos entre Neo y Smith, y el final de la saga iba a estar unido a una nueva batalla entre estos personajes. Pero en este caso, Neo y sus superpoderes como Elegido van a tener en frente no a un villano cualquiera, sino a Smith convertido en supervillano tras infectar al Oráculo. La cosa promete, y la música no podía ser menos. Ante esta presentación, Davis sabía que tenía que componer algo al mismo nivel que el fabuloso clímax final de la trilogía. Y así lo ha hecho. Neodämmerung supone una pieza musical altamente compleja, donde los coros tienen un papel básico dándole ese tono de grandiosidad que tanto pedía esta lucha de titanes. Unos coros que podemos disfrutar en Sánscrito, una lengua indoirania antigua (en la que se compusieron los textos sagrados del brahmanismo indio), en relación a los personajes indios de la película, y a la figura de Buda y el Karma. Un gran detalle por parte del compositor y que incide aún más en el mensaje religioso de la película. Pero sobre todo, en Neodämmerung podemos encontrar la definición de la música de cine, esas notas musicales que acompañan a la imagen potenciando y explicando su mensaje. Esto es lo que hace Davis. Escuchar Neodämmerung es como visualizar la escena, como si la música te susurrase al oído qué está ocurriendo en la pantalla. Un tema que funciona tan bien dentro de la película como fuera de la misma, donde su escucha aislada es una auténtica gozada.
    En definitiva, resulta digna de reconocimiento la gran labor que ha desempeñado Don Davis al componer el score para esta saga de ciencia-ficción, una de las más importantes de la historia del cine. Ha sabido crear un sonido Matrix fácilmente reconocible y muy apropiado a las imágenes. Y es que Davis ha conseguido, sobre todo con Reloaded y Revolutions, componer una música expresiva y funcional con la película, pero cuya escucha aislada proporciona una experiencia altamente satisfactoria. Asistimos al final de la saga, con una impresionante pelea cuerpo a cuerpo entre Neo y Smith, ambos con enormes poderes en Matrix, y un desenlace no tan cerrado como algunos les gustaría pero coherente con lo que se ha mostrado en esta  trilogía de ciencia ficción. Una paz entre hombre y máquinas, un Mesías que entrega su vida para conseguirlo, un cambio que ha supuesto grandes sacrificios, pero sobre todo un nuevo camino lleno de esperanza para los hombres. Y es justo desde la escena de la muerte de Trinity donde Davis nos ofrece lo mejor de este score: la tristeza con la que interpreta el tema de amor que acompaña a Neo y Trinity durante el fallecimiento de ésta y la pista Neodämmerung que ensalza la súper-pelea de los dos dioses de Matrix.

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