martes, 18 de enero de 2011

The Matrix: Reloaded (2003)

    Continuamos analizando la saga de The Matrix con esta segunda parte de la misma, Reloaded.
    Desde el principio, salvo la gente en los estudios Warner, pocos pudieron entender lo que los hermanos Wachowski pretendían filmar. Auguraban un rotundo fracaso ante la complejidad y extrañeza del argumento, pero, sin embargo, tras el estreno de The Matrix, las tornas cambiaron. La película de los hermanos Wachowski, con Keanu Reeves, Lauren Fishburne y Carrie-Anne Moss como protagonistas, se ha convertido en el más reciente caso de ese fenómeno que se suele llamar cine de culto. Dejando aparte el calado social en los jóvenes, resulta inevitable alabar la técnica cinematográfica de la primera parte de esta saga cibernética. Una nueva estética y una nueva forma de filmar la acción (con cambios constantes de velocidad, giros de más de 360 grados y tomas desde el ángulo más inesperado) fueron acompañadas por una reflexión de sobra conocida en el mundo del cine y la filosofía (la vida es sueño) y explotada de una forma original.  
     El listón estaba muy alto, y ya sin contar con el factor sorpresa de la primera película, los hermanos Wachowski y el resto de participantes en Reloaded se partieron el pecho (y el cráneo) para intentar repetir impacto. Sin embargo, mientras que la primera parte de esta trilogía contó con el beneplácito de la mayoría del público, Reloaded y Revolutions no tuvieron tanto éxito, ni con el público ni con la crítica, aunque no dejan de ser dos estupendas cintas de acción que completan una trilogía magnífica.
    Quien no defraudó fue Don Davis, compositor al que se volvió a pedir que compusiera la música para la nueva parte de la saga, dados los buenos resultados que se obtuvieron en The Matrix, aunque no estuvo solo. Colaboró con Ben Watkins (Juno Reactor) así como con Rob Dougan, quien compuso otro tema él solito. 
    Para esta ocasión, Davis no solamente reutiliza algunos motivos, sino que se lanza a la composición de temas nuevos como si de una nueva película se tratase, sin que nada tuviera que ver con su antecesora. El estilo Matrix que adopta para esta película recuerda un poco, pero algo, a parte de los temas oscuros de Jurassic Park o de Star Wars de John Williams. Y da la casualidad de que, entre The Matrix (1999) y Reloaded (2003), Davis compuso la música para Jurassic Park III (2001) utilizando muchos scores de Williams y adaptando su estilo al del último.
    Reloaded comienza como su antecesora. En Main Titles, nada más comenzar a escuchar el tema sabemos ante lo que estamos. Escuchamos ese zumbido orquestal característico de Matrix, basado sobre todo en el viento metal. Acto seguido nos sumergimos en una nube de lluvia del código de Matrix, con una gran sensación de velocidad. El tema termina cuando vemos el reloj en la sala de seguridad de los guardias. Es indudable que Don Davis elaboró una score muy descriptiva para esta película, más descriptiva incluso que para The Matrix, y el siguiente tema que aparece, Trinity Dream, es un claro ejemplo de ello. La música es rápida durante la acción, apareciendo el zumbido orquestal cuando algunas acciones se filman a cámara lenta, con rápidos contrastes de velocidad en la música que se corresponden con las imágenes. La cuerda nos saca de nuestras casillas con sus rápidos movimientos en el transfondo del tema mientras que los lamentos angustiosos del metal nos ponen la carne de gallina, con acordes de una sonoridad espeluznante y golpes y chasquidos alrededor. El tema termina bruscamente al despertar Neo con el impacto de la bala en el corazón de Trinity y con ésta estampándose contra un coche.  
    Como hemos dicho antes, Don Davis no trabajó solo en esta película. Y, la verdad, es que la colaboración con  Juno Reactor resultó perfecta. Éste último nos ofrece en Tea House, cuando Neo lucha con el guardián del Oráculo, un tema que es un homenaje a la película Crouching Tiger: Hidden Dragon. Varias personas que trabajaron en la película tienen su parte en este tema breve, como la pelea, con mucho sabor oriental gracias a los tambores taiko que se utilizan. Pero es en Mona Lisa Overdrive donde Juno Reactor nos brinda su excelencia. Es un tema que llama la atención, el tema de la película, podríamos decir. Se empieza a escuchar desde que Trinity, Morfeo y el  hacedor de llaves salen del garaje. Hay que decir que Don Davis también metió su mano en este tema, y el resultado es sobresaliente, sobre todo cuando la música es vista con las imágenes. Se trata de un tema formado por pequeños mini-temas que se van entrelazando: uno remarca la tensión y tenacidad en la persecución y prácticamente no cesa en toda la pista, otro da más énfasis en velocidad, otro (con el coro) ensalza los logros o avances en la escapada, y todo esto sin tener miedo a que la orquesta o el coro lleven el timón de la música en distintos momentos: con Morfeo haciendo de samurai, o ante la pelea con el agente Thompson sobre el camión. Sonido Matrix puro y duro.
    El resto de temas que se pueden escuchar en el film, aunque poseen la misma calidad, no destacan tanto. De hecho, algunos reutilizan motivos de los que hemos citado, que podríamos calificar como temas principales. Quizá entre los primeros quepa destacar el tema para la muerte del creador de llaves y la entrada de Neo por la puerta luminosa, un tema místico e inusual... que rápidamente se funde con la llegada a la sala del arquitecto, terminando este subtema. También se destaca Rescue and Resurrection, que soporta la marcha de Trinity para salvar al grupo. Es una música al principio muy rápida, acompañando las escenas de tensión tras la destrucción de una de las naves, con la cuerda llevando la tensión. Después se trata de una música descriptiva para las peleas con los polis, los de seguridad y los agentes. Don Davis lleva muy bien un tema con muchos contrastes.  
    En definitiva,  esta BSO es excelente y tremendamente innovadora con respecto a su antecesora. Don Davis va a más con esta score, y la colaboración con Ben Watkins (Juno Reactor) nos deja dos auténticos temazos, sobre todo el Mona Lisa Overdrive. La única pega que se la puede poner es que resulta demasiado descriptiva, alejándose por ello de la comprensión del Gran Público.    

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